Llegamos al capítulo número 40. Nunca imaginé llegar a ese número, el tema rebasó todas mis expectativas que tenía al respecto. Y lo que falta.
Recordamos ahora a dos directores forasteros que tuvo EL SOL DEL CENTRO en la segunda mitad de la década de los setentas, del siglo pasado, en mis primeros años como reportero de este rotativo.
El primero de ellos fue José Bolaños Gómez, un periodista de origen poblano, de tez morena y estatura mediana, siempre de traje, quien asumió las riendas de este Diario por acuerdo de don Mario Vázquez Raña, presidente y director general de Organización Editorial Mexicana (OEM), quien murió hace algunos años.
Bolaños Gómez sabía que estaba de paso por Aguascalientes y por tanto no procuró entablar relaciones con los diversos sectores, incluso con el personal.
La OEM alquiló un departamento ubicado por la calle Zaragoza, casi esquina con Pedro Parga, a unos pasos del arquitectónico templo de San Antonio, donde Bolaños Gómez tenía su hogar temporal. Su familia permaneció en Puebla.
Él permaneció aquí alrededor de dos años, quizá menos, por lo que su presencia fue efímera.
Lo relevó un gran periodista, don Fausto Marín Tamayo, quien llegó procedente de la ciudad de Pachuca. Marín Tamayo se desempeñaba como director de El Sol de Hidalgo, también de la OEM.
Don Fausto desempeñó los dos cargos a la vez, es decir, director de El Sol de Hidalgo y de El Sol del Centro, para lo cual pasaba una temporada en Pachuca y la siguiente en Aguascalientes.
Era un viejo lobo de mar y con una dilatada trayectoria periodística, por lo que se la sabía de todas, todas. Aunque era muy dado a tomarse sus copas, por lo que frecuentemente se le veía en algunos restaurantes y bares.
Nunca perdió la compostura y también residió en el departamento de la calle de Zaragoza. Estuvo aquí también poco más de dos años, para luego ceder el mando a un auténtico solero de la tierra, Agustín Morales Padilla, quien de secretario general del Sindicato de Trabajadores de este Diario saltó a la Dirección del mismo.
Tengo entendido que Fausto Marín Tamayo regresó a Pachuca y siguió por más años como director de El Sol de Hidalgo. Tiempo después falleció. Y ahora lo recordamos con estas breves líneas.
Hay mucha gente, sobre todo las nuevas generaciones, que en esta capital se editó un periódico que vino a revolucionar los medios impresos. Se trata del diario Momento, de capital regiomontano, que instaló redacción y oficinas administrativas, pero no talleres de impresión.
Esto ocurrió en la década de los setentas. Y decimos que vino a revolucionar la prensa escrita, porque su formato era dinámico y ágil, moderno, con notas breves y concisas, sin tanta palabrería.
Además, su tipografía era distinta a los periódicos de entonces y desplegaba sus páginas a todo color, que lo hacía más atractivo y visual para el lector.
Formaba parte del diario Momento que se editaba en la vecina ciudad de San Luis Potosí, donde sí había talleres de impresión. Y había otro eslabón en Zacatecas.
De esta manera, Momento Aguascalientes contaba con oficinas y redacción en la avenida José María Chávez. Y meses después se cambió a una finca más amplia ubicada en la cuarta cuadra de la calle Juan de Montoro, a unos 50 metros de hacer esquina con Cosío y del edificio que ocupaba un diario competidor Opinión, también de corta vida.
Hacemos esta remembranza para recordar a uno de sus directores, Lic. Abelardo Fonseca Yerena, quien era maestro universitario. Él se desempeñó como director de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), cuando el CP Humberto Martínez de León (QEPD) fue el rector fundador de nuestra máxima Casa de Estudios.
Fonseca Yerena estuvo algún tiempo como director del rotativo, pero se notaba que no era su fuerte estar al frente de un rotativo que manejaba una política editorial independiente y de abierta confrontación con el gobierno estatal en turno que encabezaba el maestro J. Refugio Esparza Reyes.
Incluso se dice que Opinión, también con matriz en San Luis Potosí, nació para defender al Gobierno estatal y contrarrestar las informaciones del diario Momento. Esto debido a la cercana relación del gobernador Esparza Reyes con uno de los inversionistas de Opinión Aguascalientes, Gustavo Lomelín Guerra, quien era presidente del Patronato de la Feria Nacional de San Marcos.