/ miércoles 30 de octubre de 2024

Bajo el Sol | Los periodistas de ayer (XXXIX)

Estamos recordando a José Ángel Martínez Limón, quien ocupó el cargo de director gerente de EL SOL DEL CENTRO de 1981 a 1988. Todavía vive y reside en la vecina ciudad de San Luis Potosí, aunque todavía tiene montada una casa en esta capital en un fraccionamiento ubicado en la zona sur.

Les decía al final del capítulo anterior que Martínez Limón se distinguía por su puntualidad inglesa. Iba a mañana y tarde al periódico. En el turno matutino para atender asuntos administrativos y financieros, hasta las dos de la tarde. Salía a comer a su casa o a un restaurante para atender alguna invitación.

Por la tarde, apenas daban las 17 horas, cuando el director hacía su aparición e ingresaba directamente a la redacción para saludar de mano a cada uno de los reporteros o reporteras que en ese momento redactaban sus informaciones del día, para luego subir a sus oficinas ubicadas en el primer piso del edificio antiguo de avenida Madero, muchos años antes de ser remodelado y modernizado.

Desde ese momento comenzaba a revisar las notas elaboradas por los reporteros de primera plana o de información general, a través de la red de cómputo que ya estaba desde hace tiempo en operación. Y si una nota le generaba una duda, por la extensión telefónica, pedía al reportero o reportera que subiera a la dirección para revisar el texto y disipar interrogantes.

Era un director muy cercano a su personal de redacción, pero también al cuerpo de reporteros gráficos, al personal de administración, publicidad y talleres. Así era, todos los días, de lunes a sábado, porque los domingos descansaba. Y ese día le correspondía formar la primera sección al jefe de Redacción, que ocuparon Javier García Zapata y luego Jesús Ramírez Loera, el popular “Fish”.

Armaban la portada, misma que consultaban y ponían a consideración de Martínez Limón vía telefónica.

Un servidor, como jefe de información, se encargaba de dar órdenes de trabajo a los reporteros y fotógrafos. Por la tarde, los artistas de la lente me entregaban directamente el material y yo a su vez lo ponía en manos del director, quien después de revisar su calidad y valorar su importancia noticiosa, me devolvía las fotos que se iban a publicar en toda la primera sección para escribir los respectivos pies de grabado o pies de fotos, que son los breves textos que aparecen en la parte inferior o a un costado de la gráfica, con su respectivo crédito del autor de la fotografía.

Mi labor era desempeñarse como jefe de información, pero también como reportero de la sección local. Aparte de coordinar el material del día, tanto escrito como gráfico, escribía dos o tres párrafos para la Atalaya y toda la columna dominical que aparecía a una plana, Domingo a Domingo.

Se me pasaba que Martínez Limón revisaba también a diario las secciones de deportes, sociales, cultura y policía. También interactuaba directamente con los editores o jefes de sección, sin olvidar a los reporteros y reporteras.

Su jornada terminaba muy entrada la noche, casi para cerrar edición, si bien supervisar el final de la edición era labor del jefe de redacción.

José Ángel permaneció aquí más de siete años, durante los cuales dio su lugar a los reporteros y fotógrafos, a quienes les daba su lugar y su respectivo crédito tanto en las notas como en las fotos.

En el último cuatrimestre de 1988 a Presidencia y Dirección General de OEM decidió nombrar a otro gran periodista, don Francisco Gamboa López, como director gerente de EL SOL DEL CENTRO. Gamboa ocupaba el cargo de director de El Sol del Bajío, después de largo tiempo de fungir como jefe de redacción de El Heraldo de Aguascalientes. Es decir, un periodista conocedor de esta entidad, pues incluso su familia seguía viviendo en esta capital.

Martínez Limón regresó de inmediato a San Luis Potosí a ocupar nuevamente el cargo de director. Durante ese tiempo, la OEM solamente comisionó a un director encargado de El Sol de San Luis en la persona del propio gerente de la misma editora.

Dejó Aguascalientes, pero no del todo, pues tiene todavía una casa amueblada al sur de la ciudad, por lo que periódicamente viene para visitar a sus amistades.

Hace algunos años se jubiló y ahora vive sin las presiones del periodismo diario al lado de su esposa, hija e hijos, así como de nietos.

Siempre procuró el bienestar de sus empleadas y trabajadores. Supo formar equipo de trabajo. Enhorabuena.