Falleció el poeta Francisco Martínez Farfán, considerado por muchos autores locales como uno de los mejores creadores de su generación por la alta calidad y profundidad de sus textos. Deja un gran vacío en la literatura aguascalentense.
Pocos en la comunidad literaria de Aguascalientes podrán negar de la calidad y madurez literaria en la obra poética de mi amigo Francisco Martínez Farfán quien falleció el fin de semana pasado de manera sorpresiva y dejó un enorme vacío en la comunidad artística de nuestra entidad.
Lo recuerdo en la Casa de la Cultura, creo que, en 1993, ahí nos conocimos. Perteneció a la generación de talleristas formados a mediados de la década de los setenta por el escritor ecuatoriano Miguel Donoso Pareja quien coordinó un taller que se desarrollaba entre las ciudades de Aguascalientes y San Luis Potosí.
Del origen de Martínez Farfán hay confusión, existen versiones de que nació en Veracruz, San Luis Potosí y en esta ciudad, sin embargo al consultar el Diccionario General de Aguascalientes escrito por mi amigo José Luis Engel, también escritor de su generación, sabemos que nació en 1955 en San Luis Potosí, vivió en Guanajuato, luego en esta ciudad, ingresó en 1977 al taller de Donoso Pareja, volvió a San Luis Potosí, luego a Veracruz y regresó a Aguascalientes en 1993 donde se estableció definitivamente.
En sus inicios publicó en revistas como Tierra Adentro, Cambio, incluido en diversas antologías siendo su plaquette “Poemas” su primera publicación individual en 1994. De reciente publicación en la UAA se editaron sus libros “Fondo e imagen” y “Criba”.
Respecto a Taller de Donoso, mi amigo el poeta Armando Alonso quien también fue parte de esa generación me comentó que en ese taller al igual que Martínez Farfán participaron Refugio Miramontes, Francisco Bernal, Engel, Ricardo Esquer, Eudoro Fonseca, Alejandro Sandoval, José de Jesús Lara Huerta, Carlos Duardo y el propio Armando, teniendo las visitas como participantes de los poetas Víctor Sandoval, Desiderio Macías y Salvador Gallardo Topete.
“Corregíamos textos y se daba mucho la polémica sobre la utilidad de la poesía en el compromiso social y político”, comentó Armando Alonso.
Hay una fotografía que compartió en Facebook mi amigo Eudoro Fonseca tomada tal vez hace unos cinco años en la que aparecen el propio Eudoro, Armando Alonso, Martínez Farfán y Alejandro Sandoval, éstos últimos ya fallecidos.
Destaco y coincido en sus palabras en el comentario de Eudoro Fonseca publicado en Facebook al saber de la muerte de Martínez Farfán quien expresa que “éramos adolescentes seducidos por la poesía, soñábamos con ser poetas, él siempre lo fue, nació poeta, genuinamente y por siempre poeta, su vida fue un torbellino de emociones y palabras, descendió a los infiernos, se atrevió a mirar el abismo, a veces sonreía desde la iluminación vacía. Se alumbraba con las palabras, lo habitaban las palabras, esquivas y prístinas palabras. Flaubert escribió a Baudelaire, "su poesía no se parece a la de ninguno". Así su poesía. Nunca escribió poemas al uso ni buscó la fama ni el dinero ni la gloria; fue pobre y vivió en orfandad visible, su mente estuvo atormentada por los remolinos de la noche de Saint-Rémy; los heraldos negros solían visitarlo, aspiró el aroma de las flores del mal, fue un albatros entre nosotros, pero conoció el amor y vivió momentos dulces. Fue nuestro Célan, un niño abandonado al borde de las vías.
Hoy ha partido un poeta maldito, el mejor poeta de Aguascalientes: Francisco Javier Martínez Farfán”.
En una entrevista realizada a Martínez Farfán hace tres años por Diana León para la serie “Ascuario” del ICA dijo que “con la poesía siempre se pierde, es un fracaso, es un fracaso esencial, no es un fracaso donde uno se sienta mal, sino que es, recuerdo la frase de Beckett de, ‘fracasa siempre, fracasa mejor’”, esto como el límite de la obra creada, saber que hay un lugar al que no pudo llegar el poeta y al que se puede aventurar. Su legado junto con su obra es tal vez esa invitación a seguir explorando el universo de la poesía.