La derecha de nuestro país vivió por décadas desde el privilegio de tener el poder político y económico, de ser los dueños de las narrativas de la realidad a través de muchos de los medios convencionales de comunicación, mientras aplicaban el modelo neoliberal que empobreció al pueblo al hacerlo perder el setenta por ciento del poder adquisitivo y desmantelando el patrimonio nacional al entregarlo a unas cuantas manos privadas nacionales y extranjeras.
Con esa dinámica de poder, quienes controlaban a México también se sintieron dueños del lenguaje, así impusieron su lenguaje y su discurso, eran capaces de someternos a una sola manera de comunicarnos siendo ellos portadores y guías de una sola manera de expresarnos. Ellos desde su privilegio eran finalmente agentes del leguaje único. Ese que era implícita o explícitamente racista, clasista y excluyente.
Cuando el gran movimiento social y político encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó al poder, las mujeres y hombres conservadores que vivían en el privilegio del poder político desde los partidos y los medios afines también perdieron el control de imponer sus narrativas, su discurso e incluso su lenguaje único pues AMLO irrumpió con una nueva manera de comunicación del pueblo y con el pueblo, propició la apertura de otro lenguaje que antes estaba marginado, excluido.
Con su manejo de lenguaje y de discurso nuestro Presidente de la República ha logrado no solo cambiar esas narrativas, sino además democratizar las formas de comunicarnos quitando esa dinámica de un lenguaje único.
Evidentemente eso provocó el enojo de los agentes del lenguaje único, representados en los intelectuales y académicos de derecha, políticos y empresarios conservadores además de muchos de sus seguidores que replicaban su dinámica de poder algo que antes les permitía fortalecerse y permanecer en la cima.
Ese enojo se tradujo y se traduce en insultos y descalificaciones de la derecha, de esos agentes del lenguaje único y es lo que de manera cotidiana leemos y escuchamos en contra de López Obrador.
En su libro “Ternuritas. El linchamiento lingüístico de AMLO” escrito por David Bak Geler, con ilustraciones de Hernández y Rapé, y publicado por “Editorial Chamuco y los hijos del averno”, se realiza un cuidadoso análisis sobre los insultos y descalificaciones que se emiten en contra del Presidente, así como de la manera en que cotidianamente se expresa López Obrador demostrando, a mi consideración, que en estos años de su gestión no solamente ha iniciado una transformación radical en lo político y en lo económico sino también en la comunicación y la apertura a un manejo de lenguaje democrático en los grandes escenarios de nuestro país.
Escrito de manera sencilla y accesible para el lector, el autor va desmontando por temas los tipos de insultos y descalificaciones en contra del Presidente, contextualiza ejemplos y muestra cómo López Obrador rompe con la dinámica conservadora del lenguaje único.
Cabe mencionar que, aunque busca hacer este texto accesible, esta obra de Bak Geler no es un libro fácil, puede percibirse un riguroso trabajo académico en el que, desde el campo de la sociolingüística y de la sociología del lenguaje, analiza recurriendo a herramientas teóricas, entre otros, de Pierre Bourdieu, de la filosofía del lenguaje de Ludwig Wittgenstein, John Langshaw Austin y Stanley Cavell, así como aprovechando elementos teóricos de Michel Foucault, Roland Barthes, Judith Butler, bell hooks y Mijail Bajtín, todo esto desde una perspectiva de cultura descolonizada de Frantz Fanon.
De hecho al leerlo, por momentos pareciera estar leyendo una investigación de tesis de posgrado en lingüística llevada a un lenguaje coloquial en el que incluso, desde mi curiosidad académica, hubiera querido leer a detalle su marco teórico y la construcción de su modelo de análisis.
Así, en capítulos breves divididos en temas en los que se aborda la crítica de la derecha a la racionalidad del lenguaje de AMLO, la invención de palabras, la redefinición, lo que los conservadores llaman la necesidad de un diccionario propio para comprenderlo, la postura colonialista de los conservadores en el lenguaje, la falsa pluralidad conservadora, el albur, la resignificación de las palabras y los hechos ante esta nueva realidad entre otros muchos temas, el autor nos va llevando por un interesante viaje exponiendo cómo hay una confrontación no solo de dos maneras de ver el mundo, sino además de comunicarse tanto la derecha como el líder de nuestra Cuarta Transformación.
Vemos en estas páginas el nacimiento en México de un auténtico pluralismo lingüístico que ha va creando condiciones democratizadoras del lenguaje donde ahora a nadie se le pueda mandar a callar o ser marginado por un lenguaje único desde el poder. Sin duda debemos leer esta obra.