/ miércoles 11 de septiembre de 2024

De un magistrado federal a los estudiantes

Leonardo González Martínez
Magistrado de Circuito del Primer Tribunal
Colegiado del Trigésimo Circuito en Aguascalientes

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia los ahogan con cuentos,
que el llanto lo taponan con cuentos,
los huesos los entierran con cuentos,
y que el miedo... ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.

Adapté este párrafo de León Felipe en “Sé todos los cuentos”. Retiré la palabra “hombre”. Él lo hubiera hecho también.

Muchachos, ustedes y yo somos otra generación dormida, ahogada en cuentos. Generación que no escuchó a los Zapatistas cuando exigieron un México donde todos quepamos. Que por televisión vio, frente a una cena caliente, como desaparecieron y nunca encontraron a los estudiantes de Ayotzinapa; que desde la tranquilidad del celular observa el espectáculo y monumento de insultos y calumnias que es la actual política. Generación que duerme al lado de tranquilizantes para conciliar el terror de la muerte de 7 mil 500 niños en Palestina y 50 mil personas en Rusia y Ucrania.

Pero yo vi algo que ustedes no vieron: vi partidos políticos siendo niños indefensos, como tiernos cachorros de peluche. Hoy, convertidos en animales salvajes, insaciables, corruptos, carroñeros de poder, riqueza, sin moral ni escrúpulos.

Estudiantes y Judicatura, hoy estamos en protesta. Ruego a los servicios de inteligencia siempre ocultos, que graben bien las marchas: aquí están sus hijos, sus tías, sus sobrinas. Esta la hija del granadero y del magistrado. Informen que desarmados sólo exigimos diálogo, no buscamos el poder ni compartirlo. Prendimos una veladora en nuestro corazón, permítanos prender otra en el suyo.

Han llegado ustedes estudiantes como tromba, tormenta que azota, limpia la tierra. Su presencia nos regresa al 68. Su palabra: un torbellino de valor y credibilidad que remueve el basurero en que está postrada la democracia y nuestra República.

Vivimos una crisis constitucional. Nuestro país está al borde de la tiranía, de un presidencialismo sin contrapesos.

Nunca existió juicio o pruebas para cesar a mil 700 jueces y magistrados. Inaceptable hablar de democracia para instrumentar la destrucción de la carrera judicial de más de 50 mil personas, someter a todos los funcionarios judiciales y ciudadanos al servilismo de comités políticos de evaluación.

Fascista, nazista controlar el criterio judicial de la Corte y juzgadores con el llamado Tribunal de Disciplina.

La injerencia de la política en la Judicatura sumirá a México en la absoluta corrupción e impunidad. Anulada la República como centro de gravedad: algunos… alguien será dueño de nuestro país.

No sabemos a dónde nos llevan ni por qué. Sabemos lo que no queremos. ¡No queremos jueces sometidos al Ejecutivo ni al Legislativo! Queremos un Estado que deje de sumar muertos a los más de 190 mil mexicanos asesinados en este gobierno. Queremos dejar de sentir miedo e indignación por las 80 organizaciones de madres buscando a sus hijos en fosas ocultas.

Sí queremos una reforma, pero una reforma integral de justicia, que implique profesionalización de fiscalías, policías y jueces locales. Un juicio de amparo robusto que engendre responsabilidades.

Una reforma democrática, que oiga, que nos necesite a todos: universidades, académicos, comunidades indígenas, madres buscadoras, feministas, y de toda la judicatura y abogados. Que someta a juicio racional con pruebas y tribunales independientes a cualquier juez o magistrado corrupto. Por igual, al Presidente, senadores y diputados.

Estudiantes: gracias, muchas gracias en nombre de todos los trabajadores, jueces y magistrados de la nación mexicana, no tenemos palabras para reconocer su honesto y valiente apoyo a lo largo y ancho de este País.

Por último, tomo la voz de la folklorista chilena, Violeta Parra: Que vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría, son aves que no se asustan, de animal ni de policía. ¡Que vivan los estudiantes!

Leonardo González Martínez
Magistrado de Circuito del Primer Tribunal
Colegiado del Trigésimo Circuito en Aguascalientes

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia los ahogan con cuentos,
que el llanto lo taponan con cuentos,
los huesos los entierran con cuentos,
y que el miedo... ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.

Adapté este párrafo de León Felipe en “Sé todos los cuentos”. Retiré la palabra “hombre”. Él lo hubiera hecho también.

Muchachos, ustedes y yo somos otra generación dormida, ahogada en cuentos. Generación que no escuchó a los Zapatistas cuando exigieron un México donde todos quepamos. Que por televisión vio, frente a una cena caliente, como desaparecieron y nunca encontraron a los estudiantes de Ayotzinapa; que desde la tranquilidad del celular observa el espectáculo y monumento de insultos y calumnias que es la actual política. Generación que duerme al lado de tranquilizantes para conciliar el terror de la muerte de 7 mil 500 niños en Palestina y 50 mil personas en Rusia y Ucrania.

Pero yo vi algo que ustedes no vieron: vi partidos políticos siendo niños indefensos, como tiernos cachorros de peluche. Hoy, convertidos en animales salvajes, insaciables, corruptos, carroñeros de poder, riqueza, sin moral ni escrúpulos.

Estudiantes y Judicatura, hoy estamos en protesta. Ruego a los servicios de inteligencia siempre ocultos, que graben bien las marchas: aquí están sus hijos, sus tías, sus sobrinas. Esta la hija del granadero y del magistrado. Informen que desarmados sólo exigimos diálogo, no buscamos el poder ni compartirlo. Prendimos una veladora en nuestro corazón, permítanos prender otra en el suyo.

Han llegado ustedes estudiantes como tromba, tormenta que azota, limpia la tierra. Su presencia nos regresa al 68. Su palabra: un torbellino de valor y credibilidad que remueve el basurero en que está postrada la democracia y nuestra República.

Vivimos una crisis constitucional. Nuestro país está al borde de la tiranía, de un presidencialismo sin contrapesos.

Nunca existió juicio o pruebas para cesar a mil 700 jueces y magistrados. Inaceptable hablar de democracia para instrumentar la destrucción de la carrera judicial de más de 50 mil personas, someter a todos los funcionarios judiciales y ciudadanos al servilismo de comités políticos de evaluación.

Fascista, nazista controlar el criterio judicial de la Corte y juzgadores con el llamado Tribunal de Disciplina.

La injerencia de la política en la Judicatura sumirá a México en la absoluta corrupción e impunidad. Anulada la República como centro de gravedad: algunos… alguien será dueño de nuestro país.

No sabemos a dónde nos llevan ni por qué. Sabemos lo que no queremos. ¡No queremos jueces sometidos al Ejecutivo ni al Legislativo! Queremos un Estado que deje de sumar muertos a los más de 190 mil mexicanos asesinados en este gobierno. Queremos dejar de sentir miedo e indignación por las 80 organizaciones de madres buscando a sus hijos en fosas ocultas.

Sí queremos una reforma, pero una reforma integral de justicia, que implique profesionalización de fiscalías, policías y jueces locales. Un juicio de amparo robusto que engendre responsabilidades.

Una reforma democrática, que oiga, que nos necesite a todos: universidades, académicos, comunidades indígenas, madres buscadoras, feministas, y de toda la judicatura y abogados. Que someta a juicio racional con pruebas y tribunales independientes a cualquier juez o magistrado corrupto. Por igual, al Presidente, senadores y diputados.

Estudiantes: gracias, muchas gracias en nombre de todos los trabajadores, jueces y magistrados de la nación mexicana, no tenemos palabras para reconocer su honesto y valiente apoyo a lo largo y ancho de este País.

Por último, tomo la voz de la folklorista chilena, Violeta Parra: Que vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría, son aves que no se asustan, de animal ni de policía. ¡Que vivan los estudiantes!