/ lunes 5 de febrero de 2024

El torpedo en la línea de flotación de la 4T

El Presidente López Obrador ha sobrevivido varios torpedos dirigidos al buque que capitanea denominado “La 4T”. Recordemos los golpes que ha recibido: sus hermanos recibiendo sobres amarillos, la casa en Houston de su hijo José Ramón ligada a un contratista de Pemex, la asignación directa de contratos multimillonarios del gobierno a los amigos de sus hijos Andy y Gonzalo, han dejado al descubierto su doble moral respecto a su discurso contra la corrupción y los favoritismos; sin embargo, lo ventilado desde el medio periodístico estadounidense ProPublica, dedicado a investigar y exponer casos de corrupción, es sumamente grave, es un torpedo a la línea de flotación del lopezobradorismo.

Lo ventilado por ProPublica, firmado por Tim Golden, dos veces Premio Pulitzer, ha desatado muchas críticas, no sólo en las redes sociales, sino también en los medios periodísticos a nivel internacional. Los Beltrán Leyva en 2006, entonces parte del cártel de Sinaloa -dijeron testigos protegidos- le dieron dinero a López Obrador en su primera campaña presidencial, a través de Nico, su más cercano y fiel colaborador. Los hashtag de “NarcoPresidente” “NarcoPresidenteAMLO” inundaron las redes, incluso alcanzaron a su candidata.

Vayamos al tema: ¿En México impera un narco estado?¿ ¿Hay que darle crédito a este sistema judicial de EEUU donde integrantes de las bandas, como testigos protegidos, sueltan la lengua y señalan los negocios de corrupción que involucran a señores encumbrados de la política? ¿Hubo dinero sucio en la campaña de López Obrador en 2006 como testigos protegidos lo señalaron ante la DEA, a cambio de nombramientos a modo del narco? En realidad, no lo sabremos porque López perdió esa elección.

Más allá de que esa investigación pudiera estar cerrada, es imposible no ligar ese hecho a su falta de rigor para aplicar la ley y poner un alto a los crímenes de la delincuencia organizada que tienen asolado al país. No hay manera de no observar con suspicacia que, desde que asumió la presidencia en 2018, definió como un distintivo de su gobierno en materia de seguridad los “abrazos, no balazos” junto con su llamado a misa a los malosos para que se porten bien. En lugar de bajarse de su camioneta para escuchar a las madres buscadoras o a las madres de niñas y niños con cáncer, se baja para saludar a la mamá del Chapo, líder del Cártel de Sinaloa, hoy preso en EEUU, es un evento respecto lo expuesto por Tim Golden sí tiene explicación.

Ante esta nota sobre los supuestos apoyos del cártel de Sinaloa, Xóchitl Gálvez le reclama a López Obrador que es sumamente grave que lo vinculen con el crimen organizado, porque no sólo es una afrenta para él, sino que es una ofensa para 130 millones de mexicanas y mexicanas, y enfatiza que es doloroso que la prensa internacional diga que hay un narco presidente en México, y lo insta a responder jurídicamente.

Por desgracia la terrible realidad no puede ocultarse: en México hay un incremento impune de la delincuencia organizada que se ha diversificado en otros delitos, no sólo en el trasiego de la droga. La terrorífica inseguridad derivada del aumento de las cifras de violaciones graves a los derechos humanos, trata, homicidios dolosos, robos en carreteras, huachicol, extorsión, desplazamiento forzoso interno y un largo etcétera, evidencia un perverso propósito: proteger a los cárteles. Nada indica lo contrario.

El Presidente López Obrador ha sobrevivido varios torpedos dirigidos al buque que capitanea denominado “La 4T”. Recordemos los golpes que ha recibido: sus hermanos recibiendo sobres amarillos, la casa en Houston de su hijo José Ramón ligada a un contratista de Pemex, la asignación directa de contratos multimillonarios del gobierno a los amigos de sus hijos Andy y Gonzalo, han dejado al descubierto su doble moral respecto a su discurso contra la corrupción y los favoritismos; sin embargo, lo ventilado desde el medio periodístico estadounidense ProPublica, dedicado a investigar y exponer casos de corrupción, es sumamente grave, es un torpedo a la línea de flotación del lopezobradorismo.

Lo ventilado por ProPublica, firmado por Tim Golden, dos veces Premio Pulitzer, ha desatado muchas críticas, no sólo en las redes sociales, sino también en los medios periodísticos a nivel internacional. Los Beltrán Leyva en 2006, entonces parte del cártel de Sinaloa -dijeron testigos protegidos- le dieron dinero a López Obrador en su primera campaña presidencial, a través de Nico, su más cercano y fiel colaborador. Los hashtag de “NarcoPresidente” “NarcoPresidenteAMLO” inundaron las redes, incluso alcanzaron a su candidata.

Vayamos al tema: ¿En México impera un narco estado?¿ ¿Hay que darle crédito a este sistema judicial de EEUU donde integrantes de las bandas, como testigos protegidos, sueltan la lengua y señalan los negocios de corrupción que involucran a señores encumbrados de la política? ¿Hubo dinero sucio en la campaña de López Obrador en 2006 como testigos protegidos lo señalaron ante la DEA, a cambio de nombramientos a modo del narco? En realidad, no lo sabremos porque López perdió esa elección.

Más allá de que esa investigación pudiera estar cerrada, es imposible no ligar ese hecho a su falta de rigor para aplicar la ley y poner un alto a los crímenes de la delincuencia organizada que tienen asolado al país. No hay manera de no observar con suspicacia que, desde que asumió la presidencia en 2018, definió como un distintivo de su gobierno en materia de seguridad los “abrazos, no balazos” junto con su llamado a misa a los malosos para que se porten bien. En lugar de bajarse de su camioneta para escuchar a las madres buscadoras o a las madres de niñas y niños con cáncer, se baja para saludar a la mamá del Chapo, líder del Cártel de Sinaloa, hoy preso en EEUU, es un evento respecto lo expuesto por Tim Golden sí tiene explicación.

Ante esta nota sobre los supuestos apoyos del cártel de Sinaloa, Xóchitl Gálvez le reclama a López Obrador que es sumamente grave que lo vinculen con el crimen organizado, porque no sólo es una afrenta para él, sino que es una ofensa para 130 millones de mexicanas y mexicanas, y enfatiza que es doloroso que la prensa internacional diga que hay un narco presidente en México, y lo insta a responder jurídicamente.

Por desgracia la terrible realidad no puede ocultarse: en México hay un incremento impune de la delincuencia organizada que se ha diversificado en otros delitos, no sólo en el trasiego de la droga. La terrorífica inseguridad derivada del aumento de las cifras de violaciones graves a los derechos humanos, trata, homicidios dolosos, robos en carreteras, huachicol, extorsión, desplazamiento forzoso interno y un largo etcétera, evidencia un perverso propósito: proteger a los cárteles. Nada indica lo contrario.

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