Hoy más que nunca, las empresas que apuestan por la generación de planes y políticas de igualdad e inclusión están en una mejor posición para crear equipos más rentables, capaces de resolver más problemas y adaptarse mejor a los cambios. Aunque sería de esperarse que, con el auge de la comunicación y visibilización de los Derechos Humanos en los últimos años, las mujeres estarían gozando ya de la tan anhelada igualdad laboral, aún hay mucho camino por recorrer.
En este sentido, es importante definir la equidad de género en el entorno laboral, que consiste en promover un trato entre hombres y mujeres atendiendo a las necesidades que ambos requieran. Esto permite que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades, condiciones y formas de trato sin obviar las particularidades de cada uno.
Resulta entonces inevitable que, partiendo de esta definición, se evidencie en la gran mayoría de los casos la discriminación de la que las mujeres han sido y son objeto en materia laboral, identificando así brechas de igualdad de género que tienen que ver, entre otras cosas, con diferencias en tabuladores salariales, pocas oportunidades de acceso a un empleo formal, falta de equilibrio entre la vida laboral y familiar, y la poca participación de las mujeres en cargos directivos o gerenciales.
Indudablemente, una buena práctica para fortalecer el sentido de pertenencia dentro del entorno laboral es promover la equidad de género. Algunos de los beneficios que podemos destacar son los siguientes:
- Promueve una evolución en la cultura organizacional, generando un ambiente en el que todas, todes y todos se valoran por igual y se reconocen por sus habilidades, fortalezas y su aportación dentro de la empresa.
- Contribuye a mejorar la comunicación en un lenguaje de respeto entre todos los integrantes de la organización.
- Propicia condiciones para tener una mayor productividad.
- Visibiliza y reduce la brecha salarial a través de la promoción de políticas laborales sin sesgos de género.
- Reduce la discriminación en caso de maternidad.
- Impulsa la redistribución de roles sociales, involucrando a la mujer en espacios laborales ocupados normalmente por hombres y viceversa.
- Impacta al personal con medidas que contribuyen a lograr un equilibrio entre la vida laboral, familiar y personal.
Estas prácticas, desde la visión de las áreas de capital humano o gestión de talento, permiten aprovechar la diversidad, mejorar el clima laboral, la productividad y la imagen de la empresa. Generar las condiciones para fomentar la equidad de género en el entorno laboral es un elemento estratégico. La participación activa y la alineación del propósito de todos y cada uno de los colaboradores es de vital importancia para realizar una transformación de fondo y avanzar hacia la reducción de las tan marcadas brechas de desigualdad.
Sin embargo, una vez que se ha logrado dar los primeros pasos, es sumamente importante la revisión periódica de la relación laboral para ejecutar acciones dirigidas hacia un enfoque de género. Por ello, es fundamental que al implementar políticas con enfoque de género dentro de la empresa, estas contemplen las diferentes etapas de la relación laboral, lo que abarca las etapas iniciales del proceso de reclutamiento, contratación, plan de vida y carrera e incluso la terminación de la relación (con la realización de una encuesta de salida). No se trata únicamente de marcar una tarea más realizada solo por cubrir un requisito. El fortalecer el ambiente laboral con enfoque de igualdad debe ser uno de los ejes estratégicos más importantes de cualquier empresa u organismo, ya que contribuye significativamente al logro de cualquiera de sus metas. La clave está en la construcción de relaciones de calidad, procesos de trabajo e inteligencia social no solo de forma, sino de fondo, que se vivan en congruencia día a día.
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