Asistir a un concurso de declamación en una escuela primaria, secundaria y aún en preparatoria, es una experiencia que deja un sabor agridulce y a veces francamente amargo. Si bien es gratificante constatar cómo niños, adolescentes y jóvenes memorizan un poema, y lo declaman con mayor o menor expresividad, no siempre los poemas declamados tienen la calidad y el valor estéticos deseables, algunas veces ni siquiera cumplen con las características formales del poema. En mi vasta experiencia, he encontrado que algunos niños declaman composiciones hechas por sus padres, que mas más bien son crónicas o narraciones. No hay ritmo, ni musicalidad, ni mucho menos imágenes. Es bastante frecuente, por ejemplo, que, orientados por maestros con poca cultura literaria, retoman a “poetas” de ínfima calidad, guiados porque sus temáticas inciden en situaciones como el aborto, la miseria o el delito. He escuchado, con más frecuencia de la desearía, el texto que narra cómo la madre no tuvo más recurso que robar para dar de comer a sus hijos. Todo esto me hace recalcar los beneficios que tiene enseñar poesía de calidad a los niños y jóvenes.
La poesía, lamentablemente, está rodeada por una serie de prejuicios o estereotipos que la tachan de inteligible, complicada, elevada o que es solamente para iniciados. Nada más alejado de la verdad. Aun cuando un texto lírico pueda parecernos complejo en un primer momento, es importante saber que la riqueza de la lectura no radica solamente en entender su significado. Muchas veces estamos tan acostumbrados a trabajar con lo racional, que nos olvidamos de nuestra sensibilidad, es decir, nuestra capacidad para sentir y apreciar la belleza que nos rodea. “La poesía busca despertar nuestra capacidad para experimentar el mundo y nuestro lenguaje. En muchas ocasiones podemos no entender del todo lo que dicen los versos y aun así, logramos descubrir la belleza en sus sonidos e imágenes”.
Se enseña a los niños el lenguaje en su sentido más práctico, lo necesario para cubrir las necesidades comunicativas. Lo ideal sería que, a la par que se les enseña el idioma, se siguiese fomentando la experimentación de la lengua desde su componente afectivo y lúdico. Y para ello, nada mejor que la poesía.
Si bien la poesía presenta innumerables ventajas, tanto para adultos como para chicos, les comparto seis beneficios de leer poesía.
Primero, se debe saber que los poemas están llenos de metáforas, comparaciones, paradojas y otras figuras retóricas que nos conducen a repensar el lenguaje y el mundo entero. En un poema las estrellas y cometas caben en los bolsillos del pantalón, los pulpos pueden hacer postres de ocho en ocho y los sueños pueden ser ordeñados en la bruma del amanecer. Todo es posible en un poema y la mente del niño todo lo puede imaginar a través de sus versos.
Así, la poesía ayuda a fomentar la inteligencia creativa necesaria no sólo para el arte sino también en la formación del pensamiento científico y la innovación tecnológica, al igual que en la resolución de conflictos. También estimula la mente, porque a veces, el no lograr entender los versos lleva a la mente a esforzarse por comprender, despertando la curiosidad y convirtiendo al poema en un reto o desafío. Esto ayuda a que el cerebro establezca nuevas conexiones neuronales. También es importante saber que leer poesía nos sumerge en un estado de relajación o ensimismamiento que nos permite prestar atención a nuestras ideas, percepciones, sentimientos, y asociaciones. El fomentar estos estados de relajación es importante en la sociedad actual donde la vida tiene un ritmo acelerado. La poesía es una alternativa ante los dispositivos electrónicos y su sobrecarga de estímulos.
“Para los niños son especialmente divertidas las rimas, repeticiones y juegos de palabras, pues los llevan a explorar los sonidos y a apropiarse del lenguaje. Cuando un niño se adentra a la lectura no sólo aprende palabras nuevas enriqueciendo su léxico, sino que también los poemas a modo de trabalenguas les ayudan a desarrollar sus habilidades fonéticas logrando pronunciar sílabas y sonidos complejos mediante la repetición”.
Debido al ritmo y musicalidad de los poemas éstos son de gran ayuda para ejercitar la memoria. La poesía nos permite ver el mundo desde otras perspectivas, reflexionar sobre nosotros mismos y explorar la amplia gama emocional. Un niño que lee poesía no sólo será una persona más reflexiva y creativa, sino también un ser humano más sensible y empático. De ahí la importancia de buscar la calidad literaria de los poemas.
Por esa razón, les comparto un libro digital del maestro Felipe Martínez Rizo, Poesía para niños y jóvenes, que contiene un conjunto de poemas bien elegidos, que versan sobre distintos temas, acompañado de un conjunto de indicaciones pedagógicas y para hacer degustar estos poemas. ..\LIBROS\poesia_chicos_grandes.pdf, ojalá les sea de utilidad.
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