En días pasados asistí a un homenaje al Licenciado Jesús Aguilar Sánchez, orador y poeta.
Fuimos, mi esposo y yo invitados por el Lic. Salvador López López Velarde y fue en el contexto de una comida y una ambientación oaxaqueñas. Un decorado agradable y singular, donde algunas de las mujeres vestían como tehuanas. Ahí comimos cochinita pibil y tamales oaxaqueños y bebimos algunos sorbos de mezcal, servido en pequeños jarritos. Pero más allá de esta ambientación, nos esperaban gratas sorpresas. Admiramos una poesía coral celebratoria de una amistad, unos versos convertidos en canciones en la voz del maestro Collazo, unos jóvenes profesionistas que celebraron a su maestro en el arte de la oratoria, pero sobre todo en el arte de armar un discurso a partir de referencias literarias, donde las claves más importantes ya se dijeron desde antiguo: en La Ilíada, en La Odisea homéricas, en El Quijote de la Mancha, en La peste de Camus. Sus alumnos hablaron de su formación al lado del maestro que los esperaba los sábados de intenso aprendizaje, Karen Paloma recuerda claramente la obra de Shakespeare cuyos personajes en La Tempestad -Ariel y Calibán- encarnan dos posturas enfrentadas. Otro participante comenzó declamando los versos de Antonio Machado: “Caminante, no hay camino/ se hace camino al andar”. Todo esto y más como parte de un homenaje a un profesionista singular, porque sigue la línea que le marcó un maestro destacado, que surgió de las líneas más auténticas de la efervescencia vasconcelista: Declara Aguilar Sánchez en su poema a José Muñoz Cota: “Yo escuché la palabra canción/ de un hombre en llamas. / Pasé lista en sus aulas/ con muros otoñales-./ Crecí sobre su voz,/ que a veces era calma/ y a veces tempestades,/ para alcanzar/ el ritmo cósmico del verbo.//p.21.
Discípulo de José Muñoz Cota, Aguilar recuerda las palabras de José Martí: “Tú te dedicaste a hacer hombres, pero ahora te honrarás con ellos”. Evoca sus participaciones exitosas en concursos de oratoria a nivel nacional. Junto con la esposa de Muñoz Cota, la maestra Alicia Pérez Salazar, a quien le dedica un sentido poema, crearon el proyecto “Jóvenes en espiral”. Proyecto destinado a promover a los jóvenes y dotarlos de un bagaje de ideas filosóficas y nacionalistas, con el cual pudieran enfrentar al mundo con dignidad. La obra de Muñoz Cota, al decir de sus discípulos, que no alumnos, es una “literatura recoge la oralidad como un elemento de creación, pero también de consciencia nacional, que, hasta la fecha, no le han reconocido. En su obra recobra el lenguaje coloquial mexicano con sus neologismos y regionalismos, la capacidad auditiva que se entrama con la visual y fonética” El escritor y maestro les dejó un decálogo del orador, del que transcribo la última de sus prescripciones: 10. No subas a la tribuna sin una causa justa que defender; no bajes de ella, sin la certidumbre de la dignidad cumplida”. Con él la oratoria trascendió al solo hecho de “hablar en público” para recuperar el arte de la palabra que convence con la argumentación inteligente e informada y con profundas preocupaciones filosóficas”. Poemas de José Muñoz Cota, p. 19 y ss.
Ahí en el salón donde se llevaba a cabo el homenaje, había una mesa de libros, que de manera gratuita se distribuyeron entre el público interesado, entre los amigos y colegas del licenciado. Aguilar Sánchez, autor del poemario Fervores y nostalgias publicado en 2013, nació en 1942. Y dice en su poema “Tía Lourdes”: “Voy y vengo- en ágiles alas de asombro-; /de Aguascalientes a Oaxaca/ dos latitudes, dos patrias, /dos magias, dos hechizos// , p. 38. Luego, declara, con la sinceridad de quien es consciente de las limitaciones del poeta: “Comprendo, / nada son estos versos escritos sobre el viento/ Arar canciones en el mar/ parece que es mi sino de capitán inquieto. / Descubrir geografías que ya están dibujadas/ ser el Colón que llega -bastante tarde- al continente nuevo. // “Discurso en disculpa”, p. 14. Seguimos leyendo con interés su libro y me detengo en un poema dedicado a JUÁREZ:
“De la recia matriz de la montaña/ naciste como escudo de los indios. // Hay en tus ojos un resplandor del fuego/ con que templó su espíritu Cuauhtémoc /cuando el necio español quemó sus pies”.//.
Jesús Aguilar Sánchez es un hombre que da las gracias con modestia: “No me hubiera esperado este homenaje. Ojalá renováramos el impulso que nos llevó a crear el proyecto “Jóvenes en espiral” tan necesario en el presente”.
Estas veladas literario-musicales, en un ambiente de amistad, son momentos clave en una sociedad, pues permiten renovar los impulsos que laten detrás de cualquier trabajo creativo. Es momento de reconocer y agradecer la iniciativa -en este caso- del Lic. Salvador López Velarde, principal impulsor de este homenaje.