/ jueves 21 de noviembre de 2024

Liderazgo femenino y su impacto en el compliance de la empresa

En los últimos años, hemos sido testigos del incremente de iniciativas de ley y compromisos empresariales orientados a la participación plena y efectiva de las mujeres, así como a la igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles decisorios, En nuestro país Incrementar la participación de las mujeres en puestos de alta dirección aún es un desafío. Sin embargo, hoy en día cada vez más, las mujeres son tomadas en cuenta para ocupar posiciones clave dentro de las empresas y esto también se ha reflejado en el ámbito del COMPLIANCE CORPORATIVO y la responsabilidad social corporativa (RSC).

El Compliance o cumplimiento corporativo puede ser definido como un sistema de prevención de riesgos legales que integra las metodologías, auditorías y mediciones a través de las actividades de monitoreo, control, alerta, registro y reporte de actividades u hechos sospechosos que pueden desembocar en ilícitos o supuestos de hecho que atentan contra regulaciones estatales para determinado sector económico o contra las normas internas de una empresa provocando sanciones, multas o pérdidas económicas.

En este sentido el compliance ha evolucionado más allá del estricto cumplimiento normativo para incluir parámetros éticos, RSC y buen gobierno corporativo. La RSC es un elemento legitimador para las empresas y afecta a áreas como el medio ambiente, lo social y el buen gobierno corporativo, incluso existen estudios que sugieren que un mayor liderazgo femenino en los órganos de administración puede mejorar los resultados en materia de RSC.

Sin lugar a duda, las mujeres han ampliado sus habilidades más allá de la experiencia legal y regulatoria, lo que las ha alentado a ingresar al campo del compliance. La presión sobre las empresas para contratar más mujeres profesionales, especialmente en posiciones de alto nivel (como el C-suite), también ha contribuido a este cambio. Incluso los especialistas indican que las mujeres perciben el riesgo de manera diferente que los hombres.

La formación en Compliance, sumada al talento profesional de las mujeres, puede contribuir a su participación en los Consejos de Administración y otros niveles directivos. Las mujeres pueden aportar su saber hacer y contribuir al éxito de los programas de Compliance y a los objetivos trazados por las compañías

Aun cuando se percibe un lento crecimiento del talento femenino en la Alta Dirección, mantener y mejorar la inclusión femenina permitirá avanzar en materia de competitividad e innovación tanto para las empresas como para la sociedad en su conjunto.

Desempeñar un rol de liderazgo en las organizaciones es una ambición que comparten mujeres y hombres por igual; sin embargo, diversos diagnósticos sobre la participación de ambos géneros en el mercado laboral muestran claras evidencias de que el camino es más difícil para ellas.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 37.2% de las mujeres con educación media superior y superior no ha tenido la oportunidad de acceder a empleos formales, aunado a que, de ellas, 33% ha sufrido en su trabajo trato inequitativo por cuestiones de género.

Para comenzar a darle un trato justo a las mujeres, las empresas deben establecer, en primera instancia, un código de conducta eficaz, es decir, una descripción de los comportamientos que aceptarán y no aceptarán a partir de ese momento.

Posteriormente, es necesario que inicien programas intensivos de capacitación en equidad de género y discriminación laboral, para todo el personal, sin distinción de género.

Asimismo, es importante que realicen una evaluación que determine el nivel de participación de las mujeres en los distintos niveles de su organización, con la finalidad de conocer la magnitud del problema y establecer objetivos de equidad acordes con sus capacidades.

Indudablemente la perspectiva de género en el compliance es crucial para lograr una mayor igualdad de oportunidades y un enfoque más integral en la responsabilidad social corporativa en la que las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ética empresarial y la prevención de riesgos de corrupción.

En los últimos años, hemos sido testigos del incremente de iniciativas de ley y compromisos empresariales orientados a la participación plena y efectiva de las mujeres, así como a la igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles decisorios, En nuestro país Incrementar la participación de las mujeres en puestos de alta dirección aún es un desafío. Sin embargo, hoy en día cada vez más, las mujeres son tomadas en cuenta para ocupar posiciones clave dentro de las empresas y esto también se ha reflejado en el ámbito del COMPLIANCE CORPORATIVO y la responsabilidad social corporativa (RSC).

El Compliance o cumplimiento corporativo puede ser definido como un sistema de prevención de riesgos legales que integra las metodologías, auditorías y mediciones a través de las actividades de monitoreo, control, alerta, registro y reporte de actividades u hechos sospechosos que pueden desembocar en ilícitos o supuestos de hecho que atentan contra regulaciones estatales para determinado sector económico o contra las normas internas de una empresa provocando sanciones, multas o pérdidas económicas.

En este sentido el compliance ha evolucionado más allá del estricto cumplimiento normativo para incluir parámetros éticos, RSC y buen gobierno corporativo. La RSC es un elemento legitimador para las empresas y afecta a áreas como el medio ambiente, lo social y el buen gobierno corporativo, incluso existen estudios que sugieren que un mayor liderazgo femenino en los órganos de administración puede mejorar los resultados en materia de RSC.

Sin lugar a duda, las mujeres han ampliado sus habilidades más allá de la experiencia legal y regulatoria, lo que las ha alentado a ingresar al campo del compliance. La presión sobre las empresas para contratar más mujeres profesionales, especialmente en posiciones de alto nivel (como el C-suite), también ha contribuido a este cambio. Incluso los especialistas indican que las mujeres perciben el riesgo de manera diferente que los hombres.

La formación en Compliance, sumada al talento profesional de las mujeres, puede contribuir a su participación en los Consejos de Administración y otros niveles directivos. Las mujeres pueden aportar su saber hacer y contribuir al éxito de los programas de Compliance y a los objetivos trazados por las compañías

Aun cuando se percibe un lento crecimiento del talento femenino en la Alta Dirección, mantener y mejorar la inclusión femenina permitirá avanzar en materia de competitividad e innovación tanto para las empresas como para la sociedad en su conjunto.

Desempeñar un rol de liderazgo en las organizaciones es una ambición que comparten mujeres y hombres por igual; sin embargo, diversos diagnósticos sobre la participación de ambos géneros en el mercado laboral muestran claras evidencias de que el camino es más difícil para ellas.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 37.2% de las mujeres con educación media superior y superior no ha tenido la oportunidad de acceder a empleos formales, aunado a que, de ellas, 33% ha sufrido en su trabajo trato inequitativo por cuestiones de género.

Para comenzar a darle un trato justo a las mujeres, las empresas deben establecer, en primera instancia, un código de conducta eficaz, es decir, una descripción de los comportamientos que aceptarán y no aceptarán a partir de ese momento.

Posteriormente, es necesario que inicien programas intensivos de capacitación en equidad de género y discriminación laboral, para todo el personal, sin distinción de género.

Asimismo, es importante que realicen una evaluación que determine el nivel de participación de las mujeres en los distintos niveles de su organización, con la finalidad de conocer la magnitud del problema y establecer objetivos de equidad acordes con sus capacidades.

Indudablemente la perspectiva de género en el compliance es crucial para lograr una mayor igualdad de oportunidades y un enfoque más integral en la responsabilidad social corporativa en la que las mujeres desempeñan un papel fundamental en la ética empresarial y la prevención de riesgos de corrupción.