/ martes 25 de junio de 2024

Meritocracia. Estrategia discursiva del  neoliberalismo

“Tenemos que preguntarnos si la solución a nuestro inflamable panorama político es llevar una vida más fiel al principio del merito o si, por el contrario, debemos encontrarla en la búsqueda de un bien común más allá de tanta clasificación y tanto afán de éxito” Michael J. Sandel.

Desde hace aproximadamente cuatro décadas que la filosofía e ideologías partidistas, se nos presentan a partir de dos alternativas con una perspectiva globalizadora, éstas se presentan a partir de dos vertientes opuestas: uno, desde un polo, del liberalismo de libre mercado (neoliberalismo), promovido por ideólogos de partidos políticos de centroderecha (conservadurismo) y; el otro, por el liberalismo de Estado del bienestar (liberalismo igualitario), inspirado por partidos políticos de centroizquierda.

Desde estas dos posiciones ideológicas, han sobrevenidos debates ante narrativas propias de ambas posiciones ideológicas opuestas; con la que se defienden o disputan planteamientos político-filosóficos en tormo al bien común de la humanidad (eso debiera ser): exclusión-inclusión, justicia-injusticia, igualdad-desigualdad, pobres-ricos, educación sin educación, salud-sin salud, equidad-inequidad, cultos-incultos, empleados desempleados.

Indudablemente son los resultados de cuatro décadas de un modelo globalizado que ha traído más desventajas que ventajas a la humanidad, así como, al equilibrio ecológico.

La meritocracia, filosofía individualista, ideología conservadora, espíritu meritocrático, meritócratas acérrimos, sensibilidad meritocrática, ética meritocrática, oportunidad, responsabilidad, globalización, sueño americano, movilidad de ascenso, igualitarismo de la suerte, verdad hueca, inteligente, credencialismo, conversión cívica, realidades distintas, opiniones distintas, fe meritocrática, esfuerzo y trabajo arduo (duro), ventajas competitivas, tecnocrático, entre otros conceptos que han venido a revolucionar el estilo de vida global, estos y otros más son ideas neoliberales, debieran estar en la mesa de discusión para análisis detenido y profundo.

Si bien, pudiéramos atribuir que la clave para definir estilos de vida más justos en este modelo económico globalizado es la meritocracia; habrá que pensarlo no dos, sino varias veces, porque el neoliberalismo no deja de ser un planteamiento excluyente, ese modelo genera vertederos humanos, como si de mega cubos se tratara, la clase trabajadora (pobres).

La meritocracia definida en fuentes digitales como lo es Google, se define “…El modelo ideal meritocrático de organización social promovería a los individuos considerados mejores en los diferentes cuerpos sociales: políticos y económicos, escuela, universidad, instituciones civiles o militares, mundo del trabajo, administraciones,

Estado. Por extensión, «meritocracia» hace referencia a la selección social o jerarquización social por la valoración de un tipo de méritos (meritaje) para el desempeño de puestos de gobierno, laborales, económicos y sociales… En las meritocracias no ideales, la evolución de los sistemas de cooptación son generadoras de desigualdad social y desigualdad económica y consolidación social de las jerarquías y los privilegios es decir, del statu quo.”

Meritocracia es un concepto acuñado y puesto en practica desde establecimiento del modelo económico neoliberal en la jerga política desde finales de los años 70 e inicios de los 80 del siglo pasado; los principales propulsores de este nuevo statu quo (Ronald Reagan , Margaret Teacher y Tony Blair), impulsaron la retórica discursiva de fe meritocrática (así convenia a los intereses que representaban), decían: “nuestro éxito es obra nuestra o de que, al menos, lo es si se dan las condiciones correctas” también sostenían, “todos deberíamos poder ascender tan alto como nuestro talento y nuestro esfuerzo nos impulsen a hacerlo”. Esos lideres potenciales, ignoraron las condiciones de vida a la que se exponían sectores de la clase media y baja (pobres). “La meritocracia es un mito, una promesa distante que aun estamos lejos de haber materializado” Michael J. Sandel.

Contrario a esa política llevada en países de occidente, principalmente por Estados Unidos de Norteamérica y Gran Bretaña, sus lideres asumen una posición critica al Estado de bienestar considerando que a las personas habría que responsabilizarlas de su destino individual, considerarlas responsables de su propio bienestar y; que, en todo caso, la comunidad solo se responsabilice de aquellas que sufran infortunio que no sea culpa suya.

Así continuó el discurso neoliberal de los lideres mundiales hasta nuestros días que, han tomado con fervor el incursionar un nuevo estilo de vida basado en la meritocracia, como sello del modelo neoliberal, incluso, Clinton, Busch, Obama, Trump y el actual (Biden) no desistieron la idea neoliberal, como condicionante para salir adelante (nuevo estilo de vida), la meritocracia.

Los primeros presidentes estadounidenses (entre ellos Franklin D. Roosevelt) que introdujeron la frase en alusión a la responsabilidad personal, se sostenía en que “aquellas personas cuya pobreza o mala salud se deba a malas decisiones de su parte no merecen la ayuda del Estado y deben arreglárselas por si solas”.

Sin embargo, “el 70 por ciento de los estadounidenses cree que el pobre puede salir por si solo de la pobreza, cuando el 35 por ciento de los europeos piensa así ”

Lejos esta que, la meritocracia represente un proyecto moral y político.