Por: Roberto Remes
Durante el informe de Martí Batres, ante el Congreso de la Ciudad de México, anunció la peatonalización del Zócalo. La expresión del Secretario de Movilidad era de desbordada felicidad. Parecía que la noticia lo tomó por sorpresa, y me parece que así fue.
En fechas recientes, del 16 de octubre al 16 de noviembre, se recibieron propuestas para la peatonalización, con la narrativa de que el proyecto sería colectivo. Su análisis se realizó en las fechas posteriores y hasta el 12 de enero. Recién se anunció y se puso en marcha la peatonalización.
Martí Batres usó, en una presentación a medios, una expresión que me dejó reflexionando: “La peatonalización del Zócalo es una conquista peatonal”. La frase me tocó, confieso. Nada más falso es mi reflexión. La peatonalización del Zócalo es una lamentable conquista militar. No me opongo a la peatonalización de lo poco que se peatonalizará, sino a la despeatonalización de la plancha y las banquetas de Palacio Nacional.
El 9 de febrero se conmemora el “Día de la Lealtad” y se homenajea al desleal ejército mexicano, ese que por órdenes del presidente en turno ha cometido abusos. En los años 60 y 70, contra estudiantes, contra campesinos, contra trabajadores ... en años recientes contra las finanzas públicas y el régimen democrático. En 2023, celebraron con tanquetas sobre la calle peatonal por excelencia, Madero. Lo volverán a hacer.
El metro Zócalo es uno de los que cuenta con más salidas peatonales: dos hacia la plancha del Zócalo, dos al lado de Palacio Nacional, las cuatro están generalmente cerradas. Hay otra al lado de Catedral, que se volvió la única salida hacia el norte, otra al lado del edificio de gobierno de la Ciudad de México, regularmente la única salida al sur, aunque una salida más, junto a la Suprema Corte de Justicia, está abierta algunas veces.
La banqueta de Palacio Nacional ya es intransitable, la plancha del Zócalo también, a veces nos permiten entrar por la esquina sureste. Cierran las puertas del metro porque no quieren peatones. Enrejan la plancha del Zócalo porque no quieren manifestantes. La calle de Corregidora está abierta de manera de forma estrecha y a menudo la cierran, la de Moneda también. Hay ocasiones en que impiden el tránsito peatonal en otras calles de la zona.
El Zócalo lo perdimos para los peatones: la peatonalización es sólo para dejarnos la parte pegada a la zona comercial más no la plancha completa. Ya no veremos las jocosas imágenes de la gente siguiendo la sombra del asta bandera durante los días soleados, tampoco grandes manifestaciones, de vez en cuando podremos pasar a la plancha cuando haya feria del libro u ofrendas, pero siempre respetando las rejas que han mandado poner los mandos castrenses.
Palacio Nacional dejó de ser un museo abierto al público, el Zócalo ya no es una plaza pública, mucho menos la mayor referencia democrática de nuestro país. Este lunes reprimieron una manifestación de mujeres trans que protestaban por el asesinato de Samantha Fonseca. Tal vez no sea la matanza de Tlatelolco pero sigue siendo represión. Los militares se quedaron con el 80% del Zócalo.
Es bueno que peatonalicen la franja poniente, pero no es un logro peatonal, es militar, es vergonzoso. El Zócalo es de todos. Los militares tienen que devolvernos el resto.