/ miércoles 4 de diciembre de 2024

¿Qué es la transparencia?

En nuestra cotidianidad decimos que un objeto es transparente cuando nos permite ver a través de él con total claridad. El ejemplo más inmediato es el de un cristal. Cuando una lente está entre nuestros ojos y la realidad, pasa desapercibido. No lo notamos. Eso es la transparencia. Ver a través de algo como si ese algo no estuviera. Así, lo opuesto a lo transparente es lo opaco, difuso o impreciso.

De la misma manera, en el ámbito de la administración pública, decimos que las instituciones son transparentes cuando dejan ver con claridad cómo funcionan, cómo se toman las decisiones y cómo se ejerce el presupuesto. En cambio, señalamos que son opacas cuando obstaculizan el acceso a esta información, que debe ser pública, es decir, cuando dificultan que haya una total rendición de cuentas.

En una democracia, la rendición de cuentas debe ser accesible y muy clara para todas las personas. La idea es que haya un empoderamiento social que permita a la ciudadanía tomar decisiones informadas, participar en la vida política y cívica y ejercer su derecho a la rendición de cuentas.

Es en el siglo XVIII cuando se publica en Suecia la que es considerada la primera ley de acceso a la información pública en el mundo. En la segunda mitad del siglo XX, hubo organismos internacionales, como las Naciones Unidas y la Unión Europea, que promovieron la transparencia en calidad de principio y derecho fundamental.

El concepto de transparencia ha cobrado importancia internacional, debido a que hay un proceso de conocimiento y reconocimiento del derecho de acceso a la información pública. Tal es la relevancia y el impacto de la transparencia como derecho que se habla de un “giro hacia la transparencia”; un giro que ha transformado las relaciones entre el gobierno, la ciudadanía y otras entidades sociales, así como los desafíos y los dilemas éticos.

Y si volteamos a ver en el ámbito político y administrativo contemporáneo, la transparencia ha adquirido un papel fundamental en la forma de gobernar, al ser un valor transversal que obliga a la rendición de cuentas, promueve la confianza pública, favorece la eficacia y la eficiencia, y, además, fortalece las instituciones democráticas y combate la corrupción.

A pesar de todo esto, hoy en México estamos en un momento muy distinto a aquel proceso de refundación y creación. Desde 2003 nació el IFAI y en 2014 el INAI. Quienes trabajamos en el campo del acceso a la información estamos ante el cierre de ciclo que empujó el llamado Grupo Oaxaca y la izquierda. Con la extinción del INAI quedará el legado de nuestro trabajo y lo que construimos en el camino. A seguir.

En nuestra cotidianidad decimos que un objeto es transparente cuando nos permite ver a través de él con total claridad. El ejemplo más inmediato es el de un cristal. Cuando una lente está entre nuestros ojos y la realidad, pasa desapercibido. No lo notamos. Eso es la transparencia. Ver a través de algo como si ese algo no estuviera. Así, lo opuesto a lo transparente es lo opaco, difuso o impreciso.

De la misma manera, en el ámbito de la administración pública, decimos que las instituciones son transparentes cuando dejan ver con claridad cómo funcionan, cómo se toman las decisiones y cómo se ejerce el presupuesto. En cambio, señalamos que son opacas cuando obstaculizan el acceso a esta información, que debe ser pública, es decir, cuando dificultan que haya una total rendición de cuentas.

En una democracia, la rendición de cuentas debe ser accesible y muy clara para todas las personas. La idea es que haya un empoderamiento social que permita a la ciudadanía tomar decisiones informadas, participar en la vida política y cívica y ejercer su derecho a la rendición de cuentas.

Es en el siglo XVIII cuando se publica en Suecia la que es considerada la primera ley de acceso a la información pública en el mundo. En la segunda mitad del siglo XX, hubo organismos internacionales, como las Naciones Unidas y la Unión Europea, que promovieron la transparencia en calidad de principio y derecho fundamental.

El concepto de transparencia ha cobrado importancia internacional, debido a que hay un proceso de conocimiento y reconocimiento del derecho de acceso a la información pública. Tal es la relevancia y el impacto de la transparencia como derecho que se habla de un “giro hacia la transparencia”; un giro que ha transformado las relaciones entre el gobierno, la ciudadanía y otras entidades sociales, así como los desafíos y los dilemas éticos.

Y si volteamos a ver en el ámbito político y administrativo contemporáneo, la transparencia ha adquirido un papel fundamental en la forma de gobernar, al ser un valor transversal que obliga a la rendición de cuentas, promueve la confianza pública, favorece la eficacia y la eficiencia, y, además, fortalece las instituciones democráticas y combate la corrupción.

A pesar de todo esto, hoy en México estamos en un momento muy distinto a aquel proceso de refundación y creación. Desde 2003 nació el IFAI y en 2014 el INAI. Quienes trabajamos en el campo del acceso a la información estamos ante el cierre de ciclo que empujó el llamado Grupo Oaxaca y la izquierda. Con la extinción del INAI quedará el legado de nuestro trabajo y lo que construimos en el camino. A seguir.