La puesta en escena de “Memoria desde el sueño” basada en el libro homónimo del maestro Armando Quiroz Benítez magnifica la narrativa que el maestro hace de su biografía y destaca su recorrido existencial para llegar a ser maestro. Este enfoque parece querer decirnos que más allá de la llamada al magisterio, hay una primordial vocación del ser humano a valorar su experiencia vital y adquirir los recursos lingüísticos para contar su experiencia.
El relato autobiográfico del profesor Quiroz Benítez, publicado hace algunos años, ha tenido una buena recepción en nuestro medio, gracias a la manera poderosamente ágil y amena con la que el autor va entretejiendo anécdotas y vivencias, en ocasiones muy dramáticas y en otras, enternecedoras y simpáticas. En plática con el también maestro, Óscar González, director del grupo teatral El extranjero, comenta que leyó el libro mencionado gracias a la recomendación de su esposa, quien fue alumna del maestro Armando en el CRENA y que después de tres años de trabajo y más de 40 borradores, el maestro González seleccionó los fragmentos que le parecieron más idóneos para lograr su finalidad: destacar las vicisitudes por las que transita un ser humano normal en la búsqueda de un camino de desarrollo personal. También había que seleccionar aquellos fragmentos que se prestaran con mayor propiedad al dinamismo del teatro.
El resultado ha sido magnífico. El director, en conjunto con su equipo de trabajo, ha tomado decisiones acertadas que muestran sus años de trabajo en el teatro. Destaco las que desde mi punto de vista resultan sobresalientes, como la economía y versatilidad de los recursos actorales, en la presencia de solo dos actores, uno de los cuales interpreta diversos papeles, y la utilización del teatro de objetos, donde un globo terráqueo desata la imaginación del espectador, pues con cuatro dedos caminado sobre el mismo se logra una de las escenas más simpáticas de la obra. Por último, un paraguas y un estuche de geometría dan vida a un entrañable personaje femenino, la madre del autor. A esto se agrega una escenografía minimalista muy ágil en la que dos mesas y un baúl, unos libros, un pizarrón y otros objetos relacionados con el aula permiten ir diseñando distintos escenarios. Todo esto, acompañado de algunas composiciones de música cardenche (mencionada en el libro como una de las preferidas del autor), completa la atmósfera intensamente emotiva que se ha ido creando entre el público.
En resumen, la obra es importante porque destaca en general la figura del maestro, su arduo trabajo en el aula, tanto en el ámbito rural, donde se enfrenta a problemas que quizá estarían fuera de su ámbito de competencia, pero que tienen que ver con esa disposición del maestro de hacer actividades para contribuir al esparcimiento de la comunidad. Estas escenas, llenas de dramatismo y tensión se contrastan con otras, donde el candor y el cariño de los niños se ponen de manifiesto en regalos tan inverosímiles, pero reales, como un huevo recién puesto por una gallina.
\u0009En medio de todo esto, es el maestro que pasa por varias vicisitudes para encontrar su camino, es quien incluso se enfrenta a la frustración en los primeros intentos de enseñar a leer a los niños y que sufre por las lagunas de la formación recibida y tiene que acudir a su sentido común, a su esfuerzo autodidacta para poder ir subsanando estas carencias. La honestidad del narrador es respetada por el trabajo del adaptador, por la interpretación de los actores: el mismo Óscar González y su compañero Manuel Torres, que la han representado en el espacio denominado Las tablas, sede del grupo Lotería Teatro, a cuya directora, la maestra Lourdes Delgadillo, agradezco sus atenciones.
Sabemos que esta obra va a tener una trayectoria amplia, que va a representar a nuestro Estado en muestras de teatro y pensamos que también puede presentarse con mucho éxito en distintos espacios educativos, y será apreciada por los maestros que están recibiendo su educación Normal y por cualquier persona, porque la obra tiene una dimensión dramática muy humana, capaz de llegar a la emotividad del espectador en general. ¡En hora buena!
Aprovecho el último párrafo de este artículo para agradecer a los lectores de esta columna su interés, sus lecturas y comentarios. Desde que empecé a escribir a en este espacio, en 2020, esta oportunidad de realizar comentarios y reflexiones sobre algunos aspectos culturales, como libros, puestas en escena y semblanzas de escritores, ha sido invaluable. Agradezco este espacio en el periódico El Sol del Centro en todo lo que vale. Y lo digo porque pienso hacer una pausa en mis publicaciones. Ojalá, Dios, y el tiempo me den oportunidad de regresar.