En ocasiones es común tener la sensación de necesitar consumir algo dulce después de la comida, esto se ha convertido en costumbre y tiene sus raíces en el Imperio Romano; el postre más antiguo es la tarta de queso, que se remonta a siglos atrás.
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La Antigua Roma es una cultura en la que las fiestas se componían de una gran variedad de platillos dulces y salados; las preparaciones dulces consistían en una mezcla de fruta, pan y miel.
Gracias a las plantaciones de azúcar del Nuevo Mundo, se redujo el precio del azúcar y se convirtió en ingrediente principal de los alimentos; para la llegada del rey Luis XIV de Francia, conocido como el rey glotón, solicitaba la fruta servida como escultura en cada evento, esto con la intención de ser postre y decorar los alimentos como obra de arte.
En el Siglo XIX los franceses inventaron el “dessert”, palabra que significa “recoger la mesa”, es decir, cuando ésta se queda libre de platos, es el momento de los dulces.
En la actualidad, el éxito de los postres se basa en la creatividad para su elaboración, su existencia está marcada por la gran variedad en sabores, texturas, formas, colores, ingredientes, etc.