A poco más de una hora de la capital de Querétaro, y como puerta de entrada a la Sierra Gorda, se encuentra Tolimán, uno de los municipios con la mayor concentración de población indígena del estado.
La región semidesértica se distingue por su riqueza cultural, pero también por ser escenario de una de las tradiciones religiosas más importantes de Semana Santa. Desde los años 60, más de 200 actores locales se han encargado de revivir la Pasión de Cristo en la cabecera municipal, utilizando como telón de fondo el paisaje natural.
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Apenas hace tres décadas la gente sumó al recorrido El Calvario, un centro ceremonial que recuerda a la colina árida del Gólgota y cuyo ascenso entre matorrales, garambullos, biznagas, órganos, pitayos y demás vegetación endémica exacerba la experiencia.
Desde entonces miles de fieles y turistas nacionales han visitado este municipio para mimetizarse con la historia y enfrentar en carne propia el paisaje adusto, el sol, el cansancio y el dramatismo orquestado por romanos, judíos, diablos, centuriones y demás personajes de la representación bíblica.
A diferencia de otros lugares en el país, en Tolimán esta escenificación es precedida por otras representaciones bíblicas que inician en Domingo de Ramos y se extienden hasta el Viernes Santo.
Con vestuarios hechos a mano, escenografías, caballos, antorchas, micrófonos y arneses los actores buscan cargar de realismo cada episodio de la historia de Jesús, a la que también suman una ardua preparación física, espiritual y actoral de hasta tres meses.
La tradición de la fe en Tolimán
El viacrucis de Tolimán es a la vez resultado de un sincretismo religioso, en el que se mezcla esta celebración católica y la cultura indígena de la zona. Muestra de ello son las capillas oratorio otomí-chichimecas, cuyos miembros se suman a la conmemoración con sus imágenes religiosas, que son resguardadas durante la Semana Santa en el templo de San Pedro Tolimán.
Desde el atrio de esta iglesia, el próximo 15 de abril a las 10:00 horas, volverá a salir una procesión rumbo al cerro de El Calvario, para escenificar el viacrucis.
El Cristo, que este año será encarnado por el tolimanense Felipe Luna, cargará una cruz de 40 kilos y recorrerá descalzo cerca de 2 kilómetros hasta la cima del montículo.
De acuerdo con la coordinadora general del viacrucis y de la agrupación Profesor Amador Martínez de León, Socorro Gutiérrez Aguilar, el evento se llevará a cabo luego de dos años de no realizarlo por la pandemia, y lo harán siguiendo todos los protocolos sanitarios.
Aunque asegura que ya están listos para retornar esta tradición, y recibir de vuelta a los turistas, aseveró que se mantienen atentos a cualquier cambio en el semáforo epidemiológico.
A la par del viacrucis de Tolimán, en otras delegaciones de este municipio se seguirá la tradición de manera simultánea; como en el caso de Casa Blanca, donde la representación es realizada por los lugareños en Hñöhñö (otomí), su lengua materna.
Platillos tradicionales y tradiciones ancestrales
Además de probar la gastronomía local que incluye su tradicional mole, garbanzos en amarillo, gorditas de maíz, tortitas de camarón, tantarrias (insectos de mezquite) y pan de pulque, se recomienda visitar el Museo Comunitario Ya Nfadi Ya Ñohño (Los conocimientos de los otomíes), el espacio se ubica en el centro histórico de Tolimán, y resguarda objetos tradicionales de la región que permiten conocer más sobre la historia y cultura de los otomíes. El espacio se encuentra abierto de viernes a miércoles de 9:00 a 13:00 horas y de 14:00 a 17:00 horas. La entrada es completamente libre.
Si lo tuyo es más bien el senderismo, y prefieres recorrer el municipio a pie, puedes visitar Piedra Honda, un lugar natural embellecido por grandes sabinos que se ubica a 1 km desde la delegación de San Miguel.
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