Varios son los rostros que faltan en aquella emblemática fotografía tomada en el Ateneo de Sevilla que definió la imagen de los poetas de la Generación del 27. Uno de ellos fue Pedro Garfias, quien también era poeta, amigo de Federico García Lorca, y que vino como exiliado a México en 1940 al término de la Guerra Civil Española, para luego morir, sin demasiada gloria, en la ciudad de Monterrey en 1967.
Su nombre, aunque conocido sobre todo por académicos y amantes de la poesía, no figura en las clásicas antologías de esa generación. Por eso resulta interesante la reciente publicación del libro Un corazón extraviado, escrito por la regiomontana María de Alva Levy, que rescata su biografía.
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“Pedro Garfias tuvo una vida muy interesante en España, donde fue Premio Nacional de Literatura, peleó en la Guerra Civil, aparece en las memorias de Pablo Neruda, de Luis Buñuel, de Rafael Alberti. Tuvo una gran vida, pero desgraciadamente su migración a México no fue tan buena, al parecer la guerra y el exilio, lo perdieron totalmente”, comenta Alva Levy sobre la figura de este poeta, en entrevista con El Sol de México.
La historia es contada desde dos líneas narrativas, por una parte, la vida novelada de Garfias mientras otra es una auto ficción en la que la autora narra el modo en que se acercó a la figura de este poeta y cómo fue que entabló lazos con su personalidad, a través de su condición congénita real de haber nacido con el corazón del lado derecho del pecho.
“Esta novela nace del tiempo en que era yo estudiante universitaria. Yo solía ir a una librería fundada por exiliados españoles. Y ahí se hablaba mucho de que había un poeta que había sido parte de la Generación del 27 que fue enterrado en Monterrey. Algo que me pareció extraño, porque uno se imagina a estos grandes poetas en otra parte, así que comencé mi investigación”, relata la escritora.
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Sobre la ausencia en la fotografía y la falta de justicia histórica hacia Garfias, Alva Levy menciona que “no todo está escrito aún ni es históricamente fijo, sobre todo porque fue una generación que terminó desperdigada por la guerra y la mayor parte de esos intelectuales eran republicanos”. Esto también se debió, según considera la autora, a que, a pesar de que Garfias era un excelente creador, “el desorden con que llevó su vida, la falta de contactos y el no poderse conectar ni con las editoriales ni universidades en México, lo fue alejando de su generación, hecho que terminó por marginarlo”.
Sin embargo, Alva Levy cuenta que el impacto de la poesía de Garfias en la cultura popular de España es importante, al grado de que hay una canción que musicaliza los versos de su poema Asturias, el cual fue interpretado por el famoso cantante Víctor Manuel, quien lo convirtió “casi en un himno entre los asturianos”, finaliza.
