A pocos días de celebrar el Día de Muertos, en México, y el Halloween en Estados Unidos y otros países, cobran especial relevancia temas y relatos de personajes del más allá, o que por tradición, se relacionan con el ocultismo.
Uno de esos personajes son las brujas, seres misteriosos que, reales o no, han inspirado infinidad de historias.
En el sentido literal de la palabra, la palabra bruja se usa para definir a aquella persona que posee poderes mágicos, según el Diccionario de la Real Academia Española. No obstante, en la cultura mexicana, el término se usó, para señalar a curanderos que recurrían a las hierbas y otros elementos, para curar diversos males.
Tal vez sea éste, el motivo por el cual, durante muchos años, se señaló a la región norte del estado de Aguascalientes, como una tierra habitada por brujas. Específicamente, en Jesús María, por tradición o costumbre, muchas familias se distinguían como curanderas, y la práctica, en muchos casos, continuó de generación en generación. Esta versión se hizo tan popular que, incluso, durante la década de los ochenta, cuando las rutas de los camiones urbanos se distinguía por colores, a los azules, cuyo trayecto llegaba hasta Jesús María, les llamaban brujos.
Incluso, hasta la fecha, aún hay colonias de esta cabecera municipal, donde se desarrolla la curandería, y varias personas acuden con el fin de encontrar una solución a sus problemas.
Sin embargo, hay otros municipios donde la gente asegura la existencia de brujas, aquellas que sí poseen características mágicas, aunque no hay manera de confirmarlo. Por ejemplo, en Pabellón de Arteaga, Cosío y San José de Gracia.
Ya, en el territorio capital, las colonias donde se presume hay personas que pueden considerarse como brujas o brujos, ya que no es una práctica privativa de las mujeres, hay en colonias de gran historia, como la Gremial, la San Pablo, al Alta Vista, Barrio El Llanito y Ojocaliente.
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