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Cuenta le leyenda que en un edificio ubicado en la Av. López Mateos, en el Estado de Aguascalientes, hace algún tiempo y para ser específicos, en el tercer piso se ubicaban unas oficinas en donde el jefe accedía a que las mujeres que tenían hijos las acompañarán.
Los pequeños que acudían a trabajar con su mamá acostumbraban jugar en el cuarto piso, un lugar deshabitado que se prestaba para que los infantes estuvieran entretenidos, corrieran, gritaran o jugaran a la pelota.
Un día, Sara decidió llevar a su hijo con ella, pues no había quién lo cuidará. El niño empatizó con otros pequeños y como era costumbre, decidieron subir al cuarto piso a jugar.
Justo ese día el jefe de Sara le pidió un trabajo que requería que se quedara más tiempo en la oficina, así es que todos los niños se fueron y solo se quedó el hijo de Sara jugando en el piso de “juegos”.
Abrumada de tanto trabajo Sara salió de la oficina olvidando a su hijo y fue cuando la terrible situación ocurrió.
Cuando todos se habían ido, el guardia de seguridad acudió a cada uno de los pisos para revisar que todo estuviera en orden, sin embargo, el pequeño olvidado, tratando de jugarle una broma al hombre, se escondió para después salir de sorpresa, motivo que alteró al guardia que sacó su pistola y terminó por dispararle al niño.
El niño murió al instante y desde aquel día el cuarto piso se encuentra cerrado debido a los eventos paranormales que se escuchan y algunas veces se pueden observar.
Hasta la fecha se puede escuchar a un niño que juega con su pelota y en ocasiones la gente puede ver la pelota que rueda por las escaleras. Muchos empleados han renunciado a trabajar ahí, pues el temor de algún día ver al niño no los deja vivir en paz.
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