En el centro de la ciudad de Aguascalientes, se encuentra la calle 16 de Septiembre, que se extiende hasta el barrio del Encino. Es, precisamente, esta vialidad, el escenario de la Leyenda que hoy se presenta.
Dicen por ahí que en este lugar vivía una joven llamada Azucena, quien gozaba de una belleza extraordinaria. Los jóvenes que la conocían, quedaban encantados por su lindura, esperanzados de ser correspondidos algún día.
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Por su parte, Azucena se daba el lujo de rechazarlos, pues estaba dedicada al cuidado de sus padres, que ya eran mayores. No obstante, al pasar algunos años, su padre murió; no transcurrieron los 12 meses de este dolor, cuando la muchacha se encontraba sepultando también a su mamá.
Dado que no tenía hermanos, Azucena se vio sola y profundamente triste. Fue quizá este sentimiento de desolación y vacío, lo que la llevó a elegir a uno de sus pretendientes al azar, para unirse a él en matrimonio.
Las nupcias se celebraron con pomposidad, dejando roto el corazón de muchos otros que añoraban el amor de la mujer. Sin embargo, el gusto le duraría muy poco a Azucena, pues poco tiempo después del casorio, su esposo falleció, heredándole todas sus posesiones. Para evitar sufrir nuevamente de soledad, eligió a otro de sus enamorados, que con gusto desposó a la joven viuda.
La segunda boda fue más ostentosa que la primera. Desafortunada y extrañamente, el evento se repitió. A los pocos años de casados, el esposo de Azucena murió, dejando en manos de ella, sus riquezas.
Sin perder la esperanza de vivir un matrimonio próspero, ella buscó nuevamente quién la desposara, pero siempre sucedía lo mismo; una y otra vez.
Así pasaron los años, y Azucena envejeció. Después de su último cónyuge, se empleó como ama de llaves de la casa del padre Lorenzo, conduciéndose como una mujer íntegra y respetuosa. Después de unos años, el padre Lorenzo enfermó y también murió, heredando a la anciana.
No queriendo mirar la tragedia presente en la vida de Azucena, la gente decía que la mujer había nacido con “buena estrella”. Es por eso que, por muchos años, la calle donde transcurrió toda su vida, fue conocida como la Calle de la Estrella, hoy 16 de Septiembre.
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