Leyendas del Colibrí y Flor de Cempasúchil 

Estos relatos populares inspiran la esperanza de que, desde el más allá, se manifiestan los seres queridos que ya no están 

Mariana Murillo | El Sol del Centro

  · domingo 22 de octubre de 2023

En la tradición oral mexicana, el Colibrí y el Cempasúchil son símbolo de esperanza | Karla Barba | El Sol del Centro

En la literatura mexica, uno de los géneros que más atraen a niños y no tan niños, son los relatos populares: las Leyendas.

Son narraciones que incluyen elementos ficticios, basados en otros sucesos reales y que, con el paso de los años, se enriquecen con la tradición oral.

Dos de las leyendas mexicana que cobran especial relevancia durante esta época del año, son la Leyenda del Colibrí y la Leyenda de la Flor de Cempasúchil.

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Y es que, a su manera, cada uno de estos relatos, inspira la esperanza de que aquellos que ya no se encuentran en este plano terrenal, se hacen presentes de vez en cuando; haciendo manifiesta, una vez más, la virtud resiliente de las expresiones artísticas.

Por ejemplo, la Leyenda del Colibrí afirma que la misión de esta pequeña y hermosa ave, es la de traer pensamientos y recuerdos desde el más allá a este mundo. Se dice que Huitzilopochtli, luego de crear el inframundo, tomó la decisión de dejar algunas de estos animalitos en la tierra de los muertos; esto, con la finalidad de que pudieran traer mensajes de las ánimas del Mictlán, a quienes los extrañaban en el mundo de los vivos. Es por eso que algunas personas creen que, si encuentran un colibrí en su camino, o son visitados por uno, en realidad es uno de sus seres queridos, que ya no están diciéndoles que se encuentran en paz.

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Por otra parte, la Leyenda de la Flor de Cempasúchil cuenta que dos jóvenes enamorados, Xóchitl y Huitzilin, tenían por costumbre subir la montaña para llevar flores al dios del sol, llamado “Tonatiuh.

Sin embargo, su felicidad se vería interrumpida cuando, al ser enviado a la guerra, Huitzilin pierde la vida, dejando sin esperanza alguna a su doncella. Para aliviar su dolor, Xóchitl pidió a Tonatiuh que la reuniera con él. El dios del sol dejó caer sobre ella su cálida luz, convirtiéndola en una bella flor de color amarillo. De la flor brotó un delicioso aroma, después de abrir sus pétalos, cuando un colibrí se posó sobre ella

Es por eso que esta flor se usa en las ofrendas de Día de Muertos, pues se cree que su aroma guía a los espíritus hacia sus hogares.

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