No es casualidad que en Nochebuena, los niños se resistan aún más al momento de ir a la cama a descansar, y es que la ilusión de la llegada del Niño Jesús o de Santa Claus, los motiva a permanecer despiertos, con la intención de ver en vivo a sus bienhechores.
Una excelente opción para que este momento no se convierta en un caos, es la lectura de grandes obras de la literatura universal, que ha sido inspirada por la magia de la Navidad. Son historias llenas de ilusión, que además de acercar a los niños con esta disciplina artística, también ofrecen una oportunidad de convivencia en familia; y es que, sin importar la edad, siempre resultará placentero escuchar un cuento antes de dormir.
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Uno de ellos es “Cuento de Navidad”, del escritor inglés Charles Dickens, en donde narra la historia del gruñón Ebenezer Scrooge, un hombre avaro, a quien no le importada nada más que hacer crecer su fortuna. Durante la víspera de Navidad, lo visitan los espíritus de las Navidades Pasadas, las Presentes y las Futuras, enfrentándolo no sólo con su lamentable condición humana, sino con la raíz de su amargura, pero también con las posibles consecuencias de vivir de la manera en que lo hace. Este choque con la realidad, le permite reconsiderar su actitud ante la vida y ante los demás.
Se publicó, por primera vez, en el año 1843; desde entonces, se han realizado incontables adaptaciones de este cuento para la pantalla grande y el teatro, en todo el mundo.
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La segunda obra, y quizá no tan conocida como la anterior, es “Cartas de Papá Noel”, del escritor John Ronald Reuel Tolkien, mejor conocido como J.R.R. Tolkien. Es una compilación que el propio Tolkien escribió a sus hijos John, Michael, Christopher y Priscilla, simulando ser Papá Noel. Incluso, la letra parecía un poco irregular, dando la sensación de ser escrita por alguien que temblaba de frío a causa de las temperaturas en el Polo Norte. Comenzó a escribirlas cuando nació su hijo John y redactó la última cuando su hija Priscilla, la más pequeña, cumplió 14 años, en 1943.
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