Su verdadero nombre era Lucila de María Godoy Alcayaga, pero fue bajo el seudónimo de Gabriela Mistral, que sería reconocida en todo el mundo. Nació en la provincia de Vicuña, en Chile, un 7 de abril de 1889, en un hogar humilde.
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Su vocación le llevó, no solo a desempeñarse con integridad y de forma sobresaliente como profesora, sino que también participó en estudios fundamentales e investigaciones sobre el sistema de educación pública y la importancia de éste en al adecuado desarrollo de los niños y los jóvenes.
Con apenas 15 años de edad, comenzó su carrera como docente auxiliar en una escuela de su comunidad, al tiempo que ya redactaba algunos textos que se publicaban en diarios como “El Coquimbo” y “La Voz de Elqui”.
Nunca estudió para convertirse en maestra, pero sus conocimientos, las lecturas e investigaciones que realizó por su cuenta y la experiencia que adquirió como ayudante de otras profesoras y como titular con el paso de los años, le permitieron acreditarse como tal.
Como parte de su trabajo diplomático, que fue basto y muy productivo, fue invitada por José Vasconcelos a colaborar en México, de lo que resultaron las bases para el sistema educativo mexicano, que en su esencia era verdaderamente excepcional. Actualmente, se le han hecho varias reformas.
Entre sus obras más importantes se encuentran “Lectura para Mujeres”, “Desolación”, “Carta Íntima”, “Al Final de la Vida”, “La Instrucción de la Mujer”, “Filosofía Moderna”, “Lagar” y “Sonetos para la Muerte y Otros Poemas Elegíacos”. Toda esta obra, y mucha las muchas otras que conforman su legado, le merecieron el Premio Nobel de Literatura en el año 1945.
Mistral falleció el 10 de enero de 1957, en la ciudad de Nueva York, a causa de un cáncer de páncreas. Actualmente la humilde casa donde nació, es un museo que lleva su nombre.