Delimitando el territorio que ocupan los Antiguos Talleres del Ferrocarril, en Aguascalientes, se encuentra una colonia en la que pareciera que el tiempo se detuvo.
Es la colonia Ferronales, una de las más representativas de la historia local, pero que guarda una esencia del urbanismo norteamericano. Y es que las poco más de 40 viviendas que la conforman, aunque diferentes en su fachada, coinciden en un aspecto que evoca las casas norteamericanas de principios del siglo XX. Esto se debe al contexto y propósito para el cual fueron construidas.
Luego de la llegada del Ferrocarril a Aguascalientes, en 1884, y la consolidación de los talleres, los directivos se vieron en la necesidad de contratar los servicios de maestros, ingenieros, técnicos y operativos estadounidenses que enseñaran a los nuevos ferrocarrileros mexicanos. Dado que los especialistas debían cambiar su residencia a esta ciudad por un largo tiempo, realizaron el viaje con sus esposas e hijos.
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Con la intención de que, aún lejos de su país, se sintieran como en casa, se ordenó la construcción de un complejo habitacional que estuvieron cerca de su centro de trabajo y que, al mismo tiempo, fueron un lugar plácido y seguro para sus familias.
Así, para los primeros años del siglo XX, quedó lista la colonia Ferronales, con viviendas que asemejaban a las del vecino país del norte, no sólo en sus fachadas, con porche y un patio delantero y la característica cerca de madera; sino también en el interior, pues todas contaban con un sótano y estaban hechas, casi en su totalidad, de madera.
El trabajo de los norteamericanos en esta ciudad se extendió durante varias décadas, y llegó a su fin cerca de los años cuarenta. Al volver a su país, dejaron las casas, que luego fueron adquiridas por trabajadores mexicanos.
De ahí que, hasta la fecha, la mayoría se encuentren habitadas por descendientes de ferrocarrileros.
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