Este miércoles 14 de agosto se llevará a cabo una edición más de la tradicional peregrinación de transportistas, en el Quincenario de la Asunción.
Cada año, en la víspera de la celebración de la Romería, se reúnen miles de choferes de camiones urbanos, taxistas, camiones de carga y unidades móviles empresariales, para desfilar por las principales calles del centro de la ciudad, hacia la Catedral Basílica, donde se encuentra la imagen de la Virgen de la Asunción.
Éste es uno de los días más esperados por la población, pues el paso de los vehículos se convierte en todo un espectáculo, por el sonido de bocinas, el decorado de las unidades y, sobre todo, porque los choferes acostumbran lanzar dulces a los niños que se disponen en las calles para verlos pasar.
Esta práctica no surgió al mismo tiempo que la peregrinación; pues fue, aproximadamente, durante la década de los sesenta y setenta, que los conductores de camiones foráneos, de líneas como Estrella Blanca, Omnibus de México, y transporte público, como choferes de urbanos y taxistas. Con el paso de los años, se unieron empresas de la localidad, como la intención de sumarse a esta fiesta popular, con tintes de fervor.
Por otro lado, la usanza de lanzar dulces surgió hace dos décadas, más o menos, por el puro gusto de los conductores, como un gesto de saludo al público que lograban convocar.
No obstante, desde la pasada edición, el Comité organizador del Quincenario de la Asunción, en coordinación con la Dirección de Movilidad de Aguascalientes, emitieron una recomendación para no lanzar dulces. Esto, debido a que, por la euforia y el entusiasmo natural de los niños, por recoger las golosinas, en muchas ocasiones de cruzaban ante las unidades, sin precaución alguna; lo que podría derivar en algún accidente.
Sin embargo, la medida no fue acatada en su totalidad, pues hubo quienes, al conducir sus vehículos durante la peregrinación, ofrecieron los dulces a los asistentes.
Aunque la recomendación se ha realizado, nuevamente, para este año 2024, sólo queda apelar a la conciencia de los choferes, pero aún más, a la de los padres de familia que asisten al centro de la ciudad, para ser parte de esta tradición.
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