Casi un siglo ha transcurrido desde que los pobladores del antiguo San José de Gracia, debieron dejar atrás sus hogares, sus historias y lo que conocían como terruño, para buscar una nueva vida… y conservarla.
Esto debido a que, las abundantes lluvias que azotaron la zona, allá por el año de 1928, provocaron que, poco a poco, las aguas fueran llenando las calles del pueblo. A los habitantes no les quedó otra alternativa que trasladarse a las zonas más altas, llevando consigo lo mínimo indispensable.
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Casi un año transcurrió para que el pueblo quedara sumergido casi en su totalidad. Pese al dolor de dejar atrás todo lo que conocían, se abrieron camino en otras tierras, no lejanas a las que los vieron nacer, pero sí lo suficiente para mantenerlos a salvo.
Se dice que, en temporadas donde las aguas no abundan, algunos vestigios del antiguo pueblo pueden apreciarse, como la parte superior del templo, algunas casas que se ubicaban a la orilla del pueblo, y los trazos del antiguo panteón. Sin embargo, para observarlas, es necesario el traslado en lancha, ya que se encuentra un poco alejado de lo que hoy es la orilla del nuevo San José.
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