Su nombre real era Adelaide Luigia Modotti Mondini, pero fue conocida y reconocida mundialmente como Tina Modotti.
Y es que sus obras asombraron y encantaron a todo aquel que tuvo la oportunidad de admirarlas, a través de las cuales, visibilizo a aquellos que vivían (o sobrevivían) en condiciones vulnerables.
Antes de su carrera como fotógrafa, probó suerte como actriz y modelo, de la que quedó testimonio en cintas como “El Abrigo del Tigre”, de 1920; “Cabalgando con la Muerte”, de 1921; y “Puedo Explicarlo”, de 1922.
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Ella nació en Italia, el 17 de agosto de 1896, pero México su patria por adopción desde su llegada durante las primeras décadas del siglo XX. Fue aquí donde ella desarrolló la mayor parte de su trabajo artístico, particularmente la fotografía, que aprendió del también fotógrafo Edward Weston.
Poco tiempo después de su llegada, se inició en el activismo político, involucrándose con las causas del Partido Comunista Mexicano. Tiempo después conoció al dirigente estudiantil de origen cubano Julio Antonio Mella, con quien entabló una relación sentimental; sin embargo, Mella fue asesinado de dos disparos, y ya que murió desangrado en presencia de Tina, la policía la detuvo como sospechosa del crimen. Meses después fue puesta en libertad, al parecer, por falta de pruebas en su contra.
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Posteriormente, y a causa de su lucha política, se le vinculó con el intento de asesinato del entonces Presidente de México, Pascual Rubio; lo que provoco su expulsión del país en 1929.
No obstante regresó en 1939, como refugiada, continuando con su lucha, pero ahora como miembro de la Alianza Antifascista Giuseppe Garibaldi. Murió tres años después, el 05 de enero de 1942, a causa de un paro cardiorrespiratorio.
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Con su lente, documentó la experiencia creativa de murales realizados por artistas destacados de la época, entre los figuraban Diego Rivera, Frida Kahlo, Antonieta Rivas Mercado, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, por mencionar algunas. Incluso, ella posó para Diego Rivera, durante la creación de algunos murales.
A través de sus procesos creativos, y la exploración de sus piezas, conoció el México revolucionario, el pobre, el marginado. Como consecuencia, surgió en ella la intención de luchar, desde distintas líneas, por hacerlos presentes frente a la sociedad; lo que se convirtió en el distintivo de sus obras y el estandarte de su lucha social.
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