El Maratón Guadalupano, el evento deportivo más antiguo de Aguascalientes, tiene sus raíces en 1955, cuando se llevó a cabo la primera edición con 187 participantes, todos provenientes del estado. Esta carrera atlética se organiza cada año en honor a la Virgen de Guadalupe, un símbolo de devoción y fe para miles de habitantes de la ciudad. Con el paso del tiempo, el maratón ha crecido en número de corredores y prestigio, y se ha consolidado como uno de los eventos más importantes en el calendario deportivo de la región, trascendiendo lo meramente competitivo para convertirse en un símbolo de unidad y solidaridad.
A lo largo de sus más de seis décadas de existencia, el Maratón Guadalupano ha experimentado una notable evolución, pero su esencia se ha mantenido intacta. Desde sus inicios, ha sido una fiesta deportiva que celebra no solo el atletismo, sino también la convivencia entre los diferentes sectores de la sociedad aguascalentense. A pesar de su crecimiento, sigue siendo un evento que refleja el espíritu comunitario y la tradición local, donde la fe y el deporte se encuentran de manera única.
En cuanto a los ganadores, a lo largo de los años ha habido grandes momentos que han quedado grabados en la historia del Maratón Guadalupano. En 1971, Alfredo Ramos fue el primer gran campeón de la carrera, marcando el inicio de una serie de victorias que colocarían a Aguascalientes como un referente en el ámbito del maratón. Al año siguiente, en 1972, Adolfo “Conejo” Esparza, uno de los corredores más emblemáticos de la región, se llevó el primer lugar, consolidándose como un ícono local.
Otro de los momentos destacados ocurrió en 1975, cuando Juan Manuel “Picas” Flores se alzó con la victoria, consolidando una nueva era dorada para los atletas locales. Sin embargo, la supremacía de los corredores de Aguascalientes sufrió un largo paréntesis, ya que, durante varias décadas, los triunfos fueron acaparados por corredores de otras partes del país. Esta racha de victorias foráneas dejó un vacío en la historia del maratón que no fue fácilmente olvidado por los aficionados.
La espera terminó en 2016, cuando el corredor Isaías Haro Cruz rompió la sequía de victorias locales y se coronó campeón del Maratón Guadalupano, después de 40 años sin un ganador originario de Aguascalientes. Este triunfo fue muy simbólico, no solo por el regreso de un campeón local, sino también por el renacer del orgullo deportivo en la ciudad. La victoria de Haro Cruz representó una nueva etapa para el maratón, renovando la esperanza y el compromiso de los atletas locales con esta tradición.
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