Un partido de fútbol no se disfruta de la misma manera sin barras de aficionados, esos que con cantos, porras e infinidad de acciones impulsan a su equipo a conseguir buenos resultados, partido tras partido.
¿De dónde salieron las barras? Las barras tienen su origen en Argentina, en 1958, se caracterizaban por contraponer a aficionados de un equipo contra otro. Fue en 1967 que arribaron al fútbol mexicano, en apoyo al Atlante, sin embargo, hasta la década de los 90s tuvieron un auge y fue que todos los equipos del país adoptaron la propia.
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Se dice que la “Tito Tepito”, del Atlante es la de más antigüedad en territorio nacional, no obstante, en 1996 comenzó a expandirse lo que ahora es una tradición, con la creación de “Ultra Tuza”, en apoyo a Pachuca, año tras año aparecieron más barras en apoyo a equipos como León, Chivas, Atlas, Pumas, Monterrey, Tigres, Toluca y América.
Estos grupos de animación que entonan himnos, porras y que incluso han emitido reclamos hacia los jugadores y en ocasiones cuerpo técnico, son considerados parte fundamental de cada equipo, ya que a donde sea los acompañan, sin embargo, en algunos recintos deportivos y de algunos equipos han sido vetados, debido a conflictos que han desencadenado incluso pérdidas humanas.
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Cabe señalar que en algunos recintos deportivos están vetadas las barras, en algunos sólo las del equipo visitante, en otros estadios tanto local como de visita, esto debido a que consideran que son grupos de choque que sólo alteran el entorno deportivo.
Previo al arranque de un torneo, los clubes deben entregar a la Federación Mexicana de Futbol un padrón con los integrantes de las barras, en el que se incluye fotografía, huella, CURP y dirección, además de siempre mantener la misma posición en el estadio, esto para implementar un esquema de vigilancia y seguridad tanto de la porra local como de la visitante.
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