En el corazón de la tradición mexicana, el próximo martes 12 de diciembre marcará la celebración de la edición número 63 del Maratón Guadalupano, una conmemoración única que va más allá de la competencia deportiva, convirtiéndose en un conmovedor acto de agradecimiento a la Virgen de Guadalupe.

Este evento, que ha arraigado profundamente en la cultura mexicana, no solo destaca por la habilidad atlética de sus participantes, sino por la devoción y el sentido de comunidad que lo rodean. A medida que los corredores se preparan para enfrentar los desafíos de los 13 kilómetros, llevan consigo no solo la carga física de la distancia, sino también la espiritualidad de un acto dedicado a la Virgen Morena.

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Cada paso dado en el Maratón Guadalupano es más que un avance hacia la meta; es un gesto de agradecimiento por las bendiciones recibidas y un recordatorio de la fe que une a la nación. La conexión entre deporte y espiritualidad se entrelaza en cada zancada, creando un vínculo único entre los participantes y la figura venerada de la Virgen de Guadalupe.

La ruta del maratón, cuidadosamente seleccionada, lleva a los corredores por lugares emblemáticos y simbólicos, creando una experiencia que va más allá de lo físico. Los participantes no solo compiten entre ellos, sino que también comparten un propósito común: expresar su gratitud a través del esfuerzo y la determinación.

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Es común ver a corredores llevar consigo imágenes de la Virgen, rezar en silencio mientras avanzan y, al cruzar la línea de meta, rendir homenaje a la Virgen de Guadalupe con gestos de agradecimiento. Esta fusión de lo atlético y lo espiritual da al Maratón Guadalupano una singularidad que lo distingue de otras competiciones.

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