Apenas este lunes publiqué una nota sobre el ambiente en torno a la novillada de triunfadores de la Temporada Chica de Verano 1993 en la Monumental Plaza México, estando en disputa el trofeo “Oreja de Plata” y, que, al final, por el indulto de “Jordi” de La Gloria, se lo llevó Adrián Flores.
En tal acontecimiento, mismo que aprecié en un video exhibido en las redes sociales, además de checarlo con mis apuntes personales, me di cuenta que las entradas en ese serial fueron buenas y esa última fue muy buena, la vigésima segunda, si, 22 festejos menores en los que se manejaron 28 novilleros.
Fue un serial que causó interés en los aficionados para hacer magníficas entradas, que muchas de ellas ya se quisieran ahora en corrida de toros. Y entonces hacía la pregunta ¿dónde están los aficionados que materializan esas entradas? ¿Por qué ya no va la gente a la plaza?
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No pasaron ni 24 horas para entender algo más que tangible al ver lo sucedido el domingo reciente en la Monumental Plaza México durante la décima primera corrida de la Temporada Grande Internacional 2019-2020.
Ante una pobre entrada, alguna parte del público se equivocó con el juego del toro de Piedras Negras, “Siglo y Medio”, segundo de Gerardo Rivera, quien cuajó una faena rapidilla, sucia, con mucho juego de zapatillas y sin temple alguno, siendo mejor, eso sí, el toro que el torero, pero de ahí a que el piedranegrino mereciera el indulto distó mucho de ser una realidad, pues para ello, esa condición se debe tener cuando el cornúpeta fue excepcional en su juego por el lado que se le vea y a este, que cumplió en varas y que sólo funcionó por el pitón derecho, no debió indultar.
Se precipitó el juez de plaza Jorge Ramos, pegando otro petardo en el palco. Sacó el pañuelo blanco y provocó una falsa vanidad, llena de una gran coba a una dehesa de abolengo que no necesita de ese tipo de halagos fantasmas, pero como la divisa estaba festejando 150 años había que esperar la primera provocación para hacer algo en su favor y al final todos contentos, el ganadero con los apapachos momentáneos y el torero encontrando el triunfo fácil. Por eso la gente se va de la plaza.
EL DATO
Los falsos halagos no los merece una ganadería como la de Piedras Negras, al contrario, se le debe mucho respeto por su historia.