El reciente domingo 4 de este mes, como estaba pactado, en la plaza de tienta del rancho Guadalupe, enclavado en el municipio guanajuatense de Juventino Rosas, donde se ubica la ganadería de El Garambullo, casa de la divisa en rosa, morado y amarillo, propiedad de las familias Usabiaga González y Funtanet Mendia, el matador de toros de San Miguel de Allende, Guanajuato, Francisco Martínez llevó a cabo con éxito, vestido de luces tras varios meses de no hacerlo, su encerrona con seis astados de los encastes españoles de Santa Coloma y Parladé, según nos lo cuenta el colega y amigo Emilio Méndez.
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Así pues, ataviado con un terno en color rosa mexicano, con bordados en oro, en una tarde soleada, pero con algunas ráfagas de viento, se enfrentó Francisco al primero del encaste Parladé, un ejemplar incierto de salida al que saludó con algunos capotazos de tanteo. El toro cumplió en el caballo para que viniera entonces un quite por mandiles bien ejecutado. Cubrió el tercio de banderillas con gusto para después tomar la muleta y hacer un brindis de agradecimiento a los ganaderos de El Garambullo por este día histórico para él y para este hierro, así como por todo el apoyo recibido desde el inicio de su carrera. Comenzó entonces Martínez doblándose con su oponente, al que le costaba humillar, saliendo siempre derrotando y con la cabeza arriba, se fajó el espada para obtener algunos muletazos de mérito, pero el toro duró poco.
Al segundo, cuenta Emilio Méndez, del encaste Santa Coloma, lo saludo Martínez con verónicas y bregando con inteligencia para que fuera bien picado por Salomón Azpeitia. Siguió un buen quite por chicuelinas ajustadas y de nuevo tomó los palos el torero para dejar dos buenos pares emocionando a los presentes. Doblándose inició la labor de muleta para después cuajar una faena con firmeza a un toro nada fácil. Los mejores muletazos fueron por el lado izquierdo, por donde se empleaba mejor el de El Garambullo y al final una buena estocada.
Salió el tercero, del encaste Parladé, con el que estuvo inteligente Martínez, metiéndolo poco a poco al engaño para cuajar tres verónicas templadas. El toro empujó en el caballo para que viniera un buen quite variado, con emoción y, después, de nuevo lució en banderillas. Con la muleta, Francisco mostró oficio y sobre todo actitud para realizar una faena que fue a más y en la que pudo correr la mano derecha con profundidad y disfrutar, dejando igualmente naturales que calaron. El toro fue fijo y repetía, pero había que tomarle bien la distancia y darle los toques oportunos, lo cual entendió el de San Miguel de Allende, quien culminó su labor con otra buena estocada.
Después de escuchar las observaciones y consejos de su apoderado Alejandro del Olivar, Francisco Martínez salió a por todas en el cuarto, del encaste Santa Coloma, saludando con una larga cambiada de rodillas y dar verónicas de hinojos y de pie. El toro fue bravo demostrándolo en el caballo. Otro quite variado, mostrando su repertorio para que viniera un espectacular tercio de banderillas de un Francisco Martínez que se vino arriba. Con la muleta mostró su capacidad iniciando con ayudados por alto, a los que le siguieron cuatro tandas por el derecho, largando muletazos con empaque y rematando con el de pecho. Un molinete con torería y también por la izquierda pudo disfrutar Martínez con el toro que dio buen juego, los remates tuvieron torería y sentimiento. Al final, manoletinas ajustadas y una media estocada efectiva.
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El quinto, apunta Emilio Méndez, del encaste Parladé, complicado de salida, por lo que bregó Martínez aguantando las bruscas embestidas de su oponente. Aun así, empujó con celo en el caballo. A este toro también le puso banderillas Francisco, viéndosele sobrado en este tercio. Ya con la muleta, estuvo dispuesto el torero y a base de actitud, se impuso logrando muletazos de mucho mérito y culminando con una media estocada.
Salió el sexto y último de esta interesante encerrona, un ejemplar de buenas hechuras, pero que tenía sus complicaciones ya que tenía cierto genio, derrotando y saliendo siempre con la cabeza arriba. Francisco hizo el último esfuerzo con este toro en donde lo más importante fue la actitud y el sitio que tiene al no haber dejado de entrenar y de lidiar varios toros durante esta pandemia. Puso banderillas y, con la muleta, con paciencia obtuvo pases de mérito a un ejemplar que fue a menos. Durante toda la tarde, Francisco Martínez fue auxiliado en las labores de brega por el matador de toros Marcial Herce y los novilleros Juan Querencia, Luis Rodrigo y Cristian González.
Así culminó, remata Emilio Méndez, esta tarde histórica en la carrera de Francisco Martínez y de la ganadería de El Garambullo, en donde lo más importante de esta hazaña es dar el ejemplo, de imponerse a cualquier circunstancia, la de buscar diferentes opciones en estos tiempos por los que estamos pasando, el seguir con la ilusión y con el objetivo de ser torero y, sobre todo, mostrar que en Francisco Martínez hay un torero humilde, alegre, que cubre los tres tercios, con carisma, variedad y, principalmente, con mucho corazón, que es lo que se necesita para llegar alto en esta profesión.
Este es entonces un mensaje a los empresarios y a la afición, de que en el espada sanmiguelense hay un torero que está listo y preparado para cuando se le necesite, esperando que esta situación que nos afecta a todos termine lo antes posible para que regresen los festejos taurinos y los aficionados a los tendidos de las plazas de toros.
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