Dentro de las vertientes que se conocen en el toreo existe una que, con toda seguridad, usted amigo aficionado, ha visto en alguna plaza de toros, nos referimos a esos valerosos grupos llamados Forcados, a quienes se admira y reconoce por su entrega, arrojo y, sobre todo, su valor, una valentía consciente que consiste en enfrentarse a cuerpo limpio, sin llevar engaño o algún implemento para burlar la embestida de un toro bravo.
Pero ¿de dónde y desde cuándo es que procede esta especial manera de enfrentarse a una res brava?
Cuenta la historia del toreo que la primera referencia documentada de juegos de toros en Portugal data del año 1258 en tiempos de Alfonso III, anotada por un prelado de Almacave y que vio en el pueblo de Lamego este antecedente, en el que se puede decir que nació el toreo de forcados portugueses. Más tarde, en 1573, el rey don Sebastián, con base en la bula pontificia del obispo de Évora, trata de proteger tanto a los forcados como a los rejoneadores, prohibiendo que los toros se lidien si no están embolados o cortados de los cuernos.
Se les dice forcados porque en sus labores utilizan un bastón largo que terminaba en una horqueta, en forma de “C”, que se llama forca y que les servía para desjarretar a los toros, es decir, que largaban dicha vara a la zona del jarrete del astado, arriba de la pezuña, de ahí entonces que deriva el nombre de forcado.
Dentro de un grupo de forcados, está el cabo o capitán de ellos y cuando se realiza alguna de las llamadas pegas, ya sea de cara, que es la más acostumbrada, yendo hasta adelante del grupo el forcado de cara con el gorro o barrete puesto y detrás de él la primera, segunda y tercera ayudas y, el resto del equipo; otra es de costas recibiendo al toro prácticamente de espaldas, la de rabo a volta es el famoso y vistoso rabilleo y, la de cernelha es la de perseguir a la res por el ruedo hasta alcanzarla y echársele encima por los costados, sujetándolo por la cruz.
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En nuestro país a finales de los años 70, del siglo XX, nació este otro tipo de toreo a la portuguesa cuando asesorados por don Pedro Louceiro y Enrique Fraga, los hermanos Ramón, José María y Juan Carlos Fuentes, además de Pedro Louceiro II, lograron el primer grupo de Forcados Mexicanos que completaron Carlos González, Francisco Hernández, Rodolfo López, Roberto Ceja, Manuel Lazcano, Germán Lazcano, Antonio Ortega, Fernando Toca, Javier Pérez Teuffer, Iñaki Fernández, Diego Gaxiola, Eduardo Colinas y Antonio Fortes.
De este grupo, años después, se desprendieron varios elementos para formar muchos más en diferentes entidades del país y todo esto viene a colación porque en esta etapa que estamos padeciendo por la terrible pandemia en ya un año, cinco meses y días, ante la falta de festejos en los que pudieran actuar las existentes diversas cuadrillas de forcados, surgió la idea del mejor forcado que tiene México, sin lugar a dudas, el mazatleco René Tirado, de enlistar a forcados de las alineaciones de México, Querétaro, Mazatlán, San Luis Potosí, Juriquilla, Amadores de Hidalgo, Hidalguenses y de Teziutlán para llegar a 14 seleccionados y así empezar a funcionar como Forcados Amadores de México, tanto que ya llevan 16 festejos cumplidos dentro de esta difícil época.
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Su más reciente aparición fue el domingo 15 de este mes en el cierre de la Feria de Teziutlán, donde hicieron su debut, cuando comandados por René Tirado, el forcado de cara Juan de Dios Corona realizó una gran pega a un ejemplar de Zacatepec, llamado “Siglo”, y Tirado ejecutó el rabilleo de manera sensacional con desplante incluido provocando una gran ovación y al final ser obligados a dar una aclamada vuelta al ruedo. Así que habrá que seguir muy de cerca a este nuevo grupo de Forcados Amadores de México.
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