El pasado domingo, dentro del municipio de Jilotzingo, Estado de México, donde se halla el cortijo “Los Ibelles”, el destacado novillero mexiquense Sebastián Ibelles celebró sus 20 años de edad y lo hizo como tenía que ser, toreando tres toros bien presentados a puerta cerrada.
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Los astados, dos de ellos de regular juego y, el otro, dejándose torear más, procedieron del rancho La Manga, donde se ubica la ganadería de La Muralla, casa de la divisa en azul celeste, rosa y blanco, propiedad de don Enrique Fernández Pérez, vecino del municipio queretano de San Juan del Río.
Para tal ocasión, pues así lo ameritaba, Sebastián vistió de luces, de lila y oro, y, su tío, el matador de toros César Ibelles lo hizo de charro, por lo que cada uno de ellos aprovecharon la ocasión para afinar detalles técnicos, es decir, poner a tono la forma de asimilar y exponer su particular manera de hacer el toreo.
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El joven novillero veinteañero, a pesar de tener siete meses sin ver un pitón, comentan se le vio con oficio, sitio y sobrada vocación, mostrando que está listo para cualquier compromiso que pueda surgir una vez restablecida la actividad taurina en cosos del país.
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