En el año de 1742, durante casi 50 días, el Rio San Pedro corrió incontenible por Aguascalientes, debido a esto los Jesuitas decidieron construir un puente que ayudara al problema de la incomunicación de los pobladores de la villa. La construcción se inició en 1743, para la época de lluvias de 1745 ya se había construido la primera bóveda de las nueve que conforman los arcos de la obra.
El puente estaba casi terminado para su inauguración en 1759, para el 29 de septiembre una tromba hizo que la creciente del Río creciera tanto que derribó la estructura. Al suceder esto, los Jesuitas comenzaron la reconstrucción, pero la obra quedo inconclusa ya que la orden religiosa fue expulsada de América en 1767.
La construcción fue retomada por el gobierno de la Villa de Aguascalientes en 1780, este nuevo proceso de deificación fue muy lento por falta de recursos. Tardando 17 años y un total de 54 años para culminar el proyecto.
Se trata de una magnífica construcción del famoso Don Nicéforo Ornelas, que se ha visto a prueba con el correr del tiempo, ya que la estructura ha resistido durante dos décadas las incontables crecientes del río.
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El Puente de San Ignacio, en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los Jesuitas, está localizado al noroeste de Aguascalientes, en la salida a la Hacienda de San Ignacio camino a Jesús María, el cual sirve para cruzar el legendario Río San Pedro que corre al poniente de la ciudad.
En años recientes, el puente y la zona ha pasado por varias restauraciones basándose en el diseño original. Hoy, este espacio, se ha convertido en un atractivo lugar para caminar y conectar un poco con la historia de Aguascalientes.
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