Se acerca el Día de la Candelaria, fecha en que los tamales estarán al orden del día, y para acompañarlos, no podrá faltar el atole o champurrado.
Pero, ¿cuál de los dos es tu favorito?
Ambas bebidas son de origen prehispánico, y como casi todos los platillos mexicanos, su base fundamental es el maíz.
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La diferencia entre ellas, se define desde la preparación y los ingredientes. Tradicionalmente, el atole consistía en un preparativo de agua saborizada con canela y piloncillo a la que, al momento de hervir, se le añadía una mezcla de masa de maíz diluida en agua fría. Los atoles pueden ser frutales, de semillas, de dulces o de cualquier otro sabor.
Por otra parte, el champurrado es, únicamente, de chocolate. Para prepararlo, se hierve el agua, con canela y piloncillo; se vierte la mezcla de la masa de maíz cruda, hasta que quede como engrudo. Una vez disuelta la masa, se vierte en el agua hirviendo y al final, se agrega el chocolate.
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En ambos casos, se trata de bebidas que cuentan con un alto contenido de fibra. En este sentido, la coordinadora del programa gastronómico “Aguascalientes Sí Saaabe”, comentó que, lejos de los mitos que establecen que los atoles “engordan”, lo cierto es que poseen una gran de fibra, que supera a la cantidad de carbohidratos. Además, debido al proceso de nixtamalización del maíz, dichos carbohidratos ayudan a que el organismo absorba mejor los líquidos, mejorando el proceso digestivo, lo que lo convierte en un excelente aliado contra la resaca.
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PIES DE FOTO
772.- Atole o champurrado, bebidas prehispánicas elaboradas a base de maíz /Cortesía Aguascalientes Sí Saaabe
