Robert Oppenheimer, conocido como “El Padre de la Bomba Atómica” fue un reconocido físico teórico estadounidense de origen judío, cuyo trabajo fue fundamental para consolidar este proyecto de investigación y desarrollo que se llevó a cabo en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, contando con el apoyo de Reino Unido y Canadá. El programa fue liderado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, donde Oppenheimer ocupó el cargo de director del Laboratorio de Los Álamos, perteneciente al Departamento de Energía de ese país, ubicado precisamente en Los Álamos, Nuevo México.
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En este lugar se produjeron las primeras armas nucleares, y las bombas fueron lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto, respectivamente.
Se dice que Oppenheimer lamentó siempre la muerte de inocentes a causa de las bombas nucleares; incluso, llegó a citar una frase del texto hinduista “Bhagavad Gita, que rezaba:
Me he convertido en la muerte; un destructor de mundos
Luego del fin de la guerra y ser nombrado Asesor Jefe de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos, se dedicó a luchar en contra de la producción, multiplicación y expansión de armas nucleares, promoviendo la intervención y el control internacional del poder nuclear. Como podría esperarse, se ganó la antipatía de muchos actores políticos, por lo que le fue prohibido el acceso a documentos militares confidenciales del gobierno.
Continuó trabajando en el campo de la física, logrado hacer importantes aportaciones a la ciencia en mecánica cuántica, los agujeros negros, la teoría cuántica de campos y los rayos cósmicos. En memoria suya, un cráter de luna y un asteroide llevan su nombre.
Falleció el 18 de febrero de 1967, a causa de cáncer de garganta.