De acuerdo a lo establecido en la Ley Federal del Trabajo, las actas administrativas representan un mecanismo por el cual los empleadores pueden documentar y advertir sobre malas prácticas llevadas a cabo por sus empleados, tanto de índole menor como grave. Estas actas son instrumentos que pueden ser determinantes en casos de rescisión laboral, particularmente en situaciones donde se denuncie un despido injustificado.
En el marco de la relación laboral, las actas administrativas son utilizadas como una forma de registro y notificación de conductas o acciones que se consideran contrarias a las políticas internas de la empresa o que violan los términos del contrato laboral. Desde faltas leves, como llegar tarde reiteradamente, hasta faltas graves, como el incumplimiento de normas de seguridad en el trabajo, pueden ser motivo para la redacción de un acta administrativa.
Es importante destacar que el contenido y la forma en que se aplican estas actas pueden variar según las normativas internas de cada empresa. No existe un estándar único en cuanto al número de sanciones que puede recibir un empleado antes de que se tome una decisión de rescisión. Esto queda a discreción de la política de recursos humanos de cada organización, así como a las circunstancias específicas de cada caso.
En algunas empresas, las actas administrativas pueden ser el primer paso en un proceso disciplinario progresivo, donde se busca corregir la conducta del empleado a través de advertencias formales antes de recurrir a medidas más drásticas, como la rescisión del contrato laboral. En otros casos, una única falta grave puede ser motivo suficiente para proceder con la rescisión inmediata.
Una cuestión relevante es cómo el tiempo de servicio del empleado puede influir en el tratamiento de las actas administrativas. Se ha observado que, en casos donde el trabajador cuenta con una antigüedad significativa, por ejemplo, superior a los 20 años, las decisiones relacionadas con la aplicación de sanciones pueden ser más complejas.
El tiempo laborado se convierte en un factor que respalda al empleado, y lo que podría considerarse una falta grave para un trabajador nuevo en la empresa podría ser interpretado como un "asunto subjetivo" en el caso de un empleado con una larga trayectoria.
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