Hoy concluye, en México, el conocido “Maratón Guadalupe-Reyes”, con la celebración del Día de Reyes.

En muchos hogares, las familias compartieron la Rosca de Reyes, permaneciendo expectantes de quién será el afortunada que proveerá los tamales del Día de la Candelaria, por haber encontrado el muñequito escondido en el pan.

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Éste es una de las tradiciones más arraigadas de la temporada navideña, y es que, en este día, esta deliciosa mezcla de huevos, azúcar y harina, entre otros, adquieren un significado muy especial.

El simbolismo corresponde a la Epifanía del Señor. “Epifanía” significa “manifestación”, lo que representa la primera ocasión en que Jesús se manifestó ante la humanidad; siendo los monarcas de oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, junto con los pastores, de las primeras personas que lo vieron al Dios hecho Hombre.

En este sentido, la forma circular que se le da al pan, representa el amor de Dios que no tiene fin; las frutas cristalizadas que decoran la superficie de la rosca, aluden a las joyas que los reyes portaban en sus coronas, convirtiéndose en un mensaje de paz, esperanza y amor.

Finalmente, los pequeños muñequitos que se esconden dentro del pan, recuerdan a María y José protegiendo al Niño Jesús, de la matanza de niños menores de dos años, ordenada por el rey Herodes.

Tradicionalmente, el muñeco era de plástico, aunque en la actualidad, hay quienes los elaboran de cerámica o barro.

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