Dejar a una mascota dentro de un automóvil puede ser extremadamente peligroso debido a las temperaturas que se pueden alcanzar en el interior del vehículo. Los perros y gatos, son muy sensibles al calor y pueden sufrir rápidamente golpes de calor y deshidratación, que pueden ser fatales.
Es fundamental entender que incluso en días moderadamente cálidos, las temperaturas dentro de un automóvil pueden aumentar rápidamente. Por ejemplo, en un día de 21°C (70°F), la temperatura dentro de un coche puede alcanzar los 32°C (90°F) en solo diez minutos y los 43°C (110°F) en menos de una hora. Esta rápida subida de temperatura puede ser peligrosa para cualquier mascota.
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Las mascotas no regulan su temperatura corporal tan eficientemente como los humanos. Los perros, por ejemplo, solo pueden sudar a través de las almohadillas de sus patas y dependen principalmente del jadeo para enfriarse. Esto significa que son mucho más susceptibles a los golpes de calor en un ambiente cerrado y caluroso como el interior de un automóvil.
La temperatura corporal normal de un perro oscila entre los 38 y 39°C (100.5 a 102.5°F). Cuando la temperatura ambiental impide que el perro pueda enfriarse adecuadamente, su temperatura corporal puede aumentar rápidamente, llevándolo a una situación de emergencia. Temperaturas corporales por encima de 41°C (106°F) pueden ser letales en cuestión de minutos.
¿Cuáles son los signos de un golpe de calor en mascotas?
La rapidez con la que pueden aparecer los síntomas de un golpe de calor. Los signos incluyen jadeo excesivo, salivación intensa, debilidad, desorientación, vómitos y colapso. Si no se interviene de inmediato, esto puede progresar a convulsiones, coma y muerte.
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Algunas personas creen erróneamente que dejar las ventanas parcialmente abiertas es suficiente para mantener un coche fresco. Sin embargo, esto no es cierto. Un estudio de la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA) mostró que las ventanas abiertas no impiden que la temperatura dentro del automóvil suba a niveles peligrosos.
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Publicado originalmente en El Sol de Parral
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