En un mes en el que todo se vuelca a las mujeres, sobre todo aquellas que se autodenominan, bendecidas, por haber podido crear vida, existe otra arista, con poca aceptación, incluso mal vistas, y con una decisión que les cuesta sobremanera, lidiar en una sociedad que señala; “definitivamente es un tema difícil, independientemente de que es algo complejo, es un tabú aún en esta sociedad”, el tomar por libertad y voluntad propia, la decisión de no ser mamá.
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“Tengo 36 años y 35 viviendo en Aguascalientes soy hija única y tengo 2 años de casada, felizmente casada, la verdad estoy muy contenta”, nuestra declarante, prefirió mantenerse en el anonimato, gracias a que prefiere evitarse el señalamiento del que es siempre blanco, ahora a otra exposición, sin embargo, es apremiante para ella, compartir para compaginar, el luchar por una decisión contraria a lo que socialmente es correcto, bien visto y aplaudido que es “ser mamá”.
INFANCIA
No sabe a qué edad decidió no tener hijos, tampoco de dónde salió esa idea; “solamente sé que desde muy pequeña nunca fue mi meta en la vida, yo veía que mis primas, mis amigas les encantaba jugar a las muñecas, barbies, nenucos, ellas siempre tuvieron claro que querían y les gustaría ser mamás, no sabían si se querían casar incluso, pero sí convertirse en mamás”, ella por el contrario gustaba de otro tipo de juegos y se veía sola, viajando y disfrutando la vida y casarse y tener hijos no apareció en su radar.
NOVIAZGOS TORMENTOSOS
Durante la adolescencia y juventud, siempre fue un problema, uno de los novios, desde que lo conoció siempre supo que su anhelo era ser papá; (a él, fue de los novios con quien más duró y alguien a quien quiso mucho), pero justo ella era muy joven y no se sentía cómoda con la idea de ser mamá tan joven, ni siquiera de casarse, porque aún era muy chica. Se volvieron a reencontrar y él tenía la convicción de que se casarían, pero para ella no fue opción porque descubrió que para él, su motor era la familia y ya tenían 30 años, pero aún seguía sin sentirse lista. Luego él se casó y pronto se convirtió en papá; en tanto que para ella, ni siquiera está en su imaginario la familia y la maternidad.
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Posteriormente, tuvo otra relación donde su carta de presentación fue “no quiero tener hijos”, pero luego de comprometerse, entre pláticas con amigos él comenzó a decir, “la voy a convencer”, así como “ay, imagínate cuando tengamos una mini tú o un mini yo”, situación que la incomodó demasiado y al final, por ese y otros motivos, no se consumó ese compromiso.
Al conocer a su actual marido, de igual manera, le informó que no tenía el deseo de convertirse en mamá, mientras para él si era un anhelo, si le gustaría ser papá, aclaró que si ella no quería, él aceptaba y se acoplaba y mientras fueron novios, todo fue sencillo, pero al casarse, la premisa cambió, porque para esta sociedad, luego de casarse, el paso obligado es tener hijos, por lo que la propia familia, amigos y allegados, comenzaron a ejercer presión en la pareja para “conformar una familia” y “afianzar su matrimonio” con un hijo, “como dicta la sociedad, tradición y usanza”.
MATRIMONIO
La dinámica cambió, fueron novios cinco años, donde había un común acuerdo de no convertirse en papás, pero al casarse, su mente si comenzó a preocuparse, siendo que su marido, tenía el deseo de ser papá y en cierto sentido, la presión social y familiar, empezó a ceder respecto a ser mamá y sobre todo, llegó la presión de “la edad y el reloj biológico”, “dije si voy a ser mamá, lo hice llena de miedo, pero acepte intentarlo y ya llevábamos cierto tiempo de casados, no lo intentamos demasiado y tomamos la decisión de que si llega bienvenido y si no llega, tampoco pasa nada”.
PRESIÓN SOCIAL Y FAMILIAR
“Es complicado, hay muchos juicios, muchos comentarios, y lamentablemente la gente es muy imprudente, cuando ya ven que un matrimonio ya tiene muchos años casados y que todavía no hay bebés, siempre se lo achacan a la mujer y a problemas de la mujer”, es muy molesto para ella, porque a la mujer no se le permite decidir sobre su cuerpo y mucho menos dar una declaración tan fuerte como -yo no quería ser mamá, o -yo no quiero ser mamá, porque luego luego la gente empieza -ay es que es una bendición, es muy bonito y cómo puedes expresarte así, si la maternidad y blah, blah, blah; entonces creo que las mujeres que han decidido ir en contra a lo largo de la historia, la tenemos super difícil porque no solamente es enfrentarte a ti mismo, es a los. Miedos, al -¿y si no es lo correcto?, -¿y si me arrepiento?
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Mas toda la parte familiar y la parte social y laboral, que complicado, pero también hay que tener además de la convicción, mucha fortaleza y el carácter bien plantado para que cuando te tengas que defender y poner un alto, lo puedas hacer, porque he escuchado a muchas personas que se casan porque es lo que sigue y luego tienen un hijo porque es lo que sigue y luego otro porque es lo que sigue y cuando se les pregunta, pero tú qué quieres, no saben o bien te dicen -no, es que yo no quería casarme o -es que yo no quería tener hijos”.
Ella asegura que habla desde el privilegio, porque ha tenido toda la oportunidad de decidir, sobre su matrimonio, su cuerpo, su vida, pero sabe que hay mujeres que por miedo o por tabúes no pueden decidir.
PRESIÓN MÉDICA
Duró 10 años con un mismo ginecólogo, a los 31 tenía su revisión y el médico le cuestionó “y bueno, para cuándo te vas a embarazar”, situación que la hizo sentir que estaba en un lugar equivocado, le aclaró que además ya estar comprometida, tenía encima la presión biológica, siendo tal su shock de “escuchar a un doctor que en teoría no están casados con ninguna idea”, jamás volvió, “yo no puedo venir con un doctor que está presionándome por algo que ni siquiera sé si quiero hacer”, luego conoció otra ginecóloga que aun siendo mamá, es empática, además de profesional, donde incluso en alguna ocasión, recuerda que lloró de frustración en la cita, siendo que las situaciones externas han venido a generar ruido a su cabeza, así como el amor que siente por su marido y la ha hecho replantearse, para consensuar, desde el amor, la posibilidad de dar vida.
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“Cómo me siento, pues sí tengo miedo, aunque toda mi vida he dicho que no quiero ser mamá (suspira), estar casada con un hombre tan amoroso que le encantaría ser papá en algún momento de su vida, y la presión social y familiar, es algo sumamente difícil, es un peso que como mujer es super difícil llevar encima y tratar de marear un poco, entonces pues, no sé, sigo pensándolo, no creas Rebe, es un momento muy complicado, aunque toda la vida lo he dicho, que no quiero ser mamá, temo equivocarme, creo que el miedo, la presión social y los roles que la sociedad nos asigna, es algo que tienes que trabajar mucho y tienes que tener muy claro cómo manejarlos para poder tomar una decisión y no dejarte envolver por lo que te diga la gente”.
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