Sorprende en la actualidad, que con la variedad de bebidas que se ofertan en el mercado, los jóvenes cada vez más se inclinen por el Pulque, siendo esta bebida un elixir para los corazones y un agasajo para el paladar, así como un viaje recóndito a la historia.
Hace varios cientos de años era una bebida que se reservaba a las clases altas de la antigua sociedad azteca, quienes lo usaban en rituales y festejos que realizaban en honor a Mayahuel, la diosa del maguey.
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Para el periodo colonial floreció la explotación del maguey para Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Estado de México; entonces era un negocio rentable tener una pulquería. Para el Porfiriato tuvo un importante auge y ya no solo las plantaciones de maguey eran parte del paisaje, sino también ahora los expendios, había grandes haciendas principalmente en Hidalgo que se dedicaban a la producción pulquera.
Era considerada para entonces una bebida que daba identidad a la nación, pero poco a poco fue destituido por el tequila que brindó mayor identidad cultural. Se dice que desde años atrás, entrando el siglo XX con el triunfo de la revolución comenzó la decadencia del brebaje, dando culpas a lo perecedero del producto, situación contraria justo, con el tequila. A eso se le sumó que es una bebida “antihigiénica”, así como que se estigmatizó a sus consumidores.
Una de las frases típicas “el agua para los bueyes y el pulque para los reyes”, los problemas que actualmente enfrenta la bebida, es que ha sido infravalorada, despreciada incluso y sus consumidores han cargado también un estigma; lo peor, es que su existencia ha estado en riesgo por por prohibiciones gubernamentales, la sobre explotación y la pobreza que afecta a los productores que tradicionalmente trabajan con el maguey.
¿Cómo nació el pulque?
Cuentan algunas leyendas de una princesa azteca, Xóchitl, amiga de los venados, los conejos y los tlacuaches que pasaba mucho tiempo en el campo. Un día entre los magueyes notó que había muchos tejones. Al notar que los tlacuaches y los conejos habían hecho agujeros al maguey y que iban y volvían muy alegres se acercó para ver qué era lo que pasaba y se encontró en el agujero un jugo blanco y decidió probarlo.
El sabor le encantó, por lo que fue por una olla de barro y se lo dio a probar a su papá Papantzin, el sabor lo dejó encantado y con el paso de algunos días notó que el jugo cambió su color, su textura y su aroma; cuando lo probó se percató de que el sabor era diferente, le pareció más rico, y después de beberlo se sintió un poco más alegre, de tal suerte que decidieron ofrecer de este néctar a su rey, Tepalcatzin con su familia.
Como dato: Evidencia de la leyenda
Existe la pintura de José María Obregón titulada "El descubrimiento del pulque (1869)". Obregón, un pintor destacado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, retrata este pasaje mítico que tuvo lugar en el esplendor de la Tula-tolteca, alrededor del año 900 d.C.
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