Los lunes cuestan más por la alteración del reloj biológico que regula el sueño, retrasamos “el programador” por iniciar el día más tarde el domingo, el desvelo posible de los sábados por reuniones, ver series, jugar con los chicos, de modo que el lunes cuesta más, “madrugar” para arrancar la semana.
A las personas que tienen alteraciones del ritmo cardiaco o dificultades para regular los horarios de sueño son quienes más padecen estos cambios, les afecta más.
La calidad de sueño afecta considerablemente nuestro bienestar, de modo que la necesidad de dormir es para estar bien a nivel emocional y cognitivo, quien no duerme debidamente es irritable, ansioso, deprimido, el rendimiento y atención empeoran y se predispone el cuerpo a alteraciones relacionadas con el estrés.
Cuando entre semana hay privaciones del sueño, el fin de semana se busca recuperarse, pero esto solo, por lógico que se lea, es indicativo de que tienes que dormir más entre semana. Dormir poco y no cubrir con las horas necesarias para nuestro cuerpo desata efectos muy perjudiciales para la salud, entre los efectos aparece el aumento de obesidad, riesgo de diabetes y probabilidad de problemas cardiovasculares por mencionar algunas de las afectaciones.
Es importante saber que el sueño no se recupera, el “jet lag social” es el término que con varios estudios se ha asignado a los atracones de sueño que se conceden en el fin de semana, es la discrepancia entre lo que el reloj corporal quiere que se haga y lo que se le impone como exigencia por el reloj social, según el doctor Till Roenneberg, uno de los seres que más han desarrollado sobre este concepto.
Son entre siete y ocho horas por dormir en el día; en este tiempo, recordemos, el cuerpo descansa y elimina toxinas, se regenera, se equilibra y renueva, no se logra en menor tiempo, de manera que lo ideal es dormir siempre en los mismos horarios y con los mismos ciclos.
Los lunes entonces, con estas alteraciones, desde luego que el desorden cobra factura, aunado a eso el cansancio es una visión de la biología propia que deja claro que se vive en situaciones de estrés donde el destino cercano es llegar al límite, en este caso el cuerpo descansa pero el inconsciente sigue conectado al estrés, por lo que no se avanza.
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