La sala de emergencias en cualquier hospital del mundo es ese lugar donde el tiempo parece detenerse y la adrenalina corre en un pasillo lleno de sorpresas y cosas nuevas para los que trabajan allí.
La medicina es una ciencia que no tiene fin, es decir, cada día se aprende algo nuevo, y a pesar de que seamos atendidos por el médico más preparado del mundo, la medicina siempre tiene algo nuevo qué ofrecerle al mundo. Enfermedades nuevas, síntomas extraños, todo tipo de situaciones.
Un hospital en Estados Unidos creyó que su historia del día sería como cualquier otra: pacientes llegando con súplicas para disipar sus malestares, mientras otros ingresaban en estado inconsciente tras un accidente; pero una de ellas cambió el rumbo de su tranquilidad.
Gloria Ramírez era una mujer de 31 años, oriunda de México, que radicaba en Riverside, California. Poco se sabe de su vida, lo que orilló a que tuviera mayor relevancia después de que fuera víctima de un cáncer de cuello uterino que le había sido detectado meses atrás.
Su enfermedad la orilló a ser llevada a la sala de urgencias del Hospital General de Riverside el 19 de febrero de 1994. Quienes la atendieron vieron a una Gloria, confundida mientras sufría los efectos de su padecimiento: taquicardias y respiración de Cheyne-Stokes.
Su estado de salud fue alentador después de que el personal médico le administrara medicamentos para sedarla, lo que ocasionó también que tuvieran la facilidad desfibrilar su corazón. Todo marcha bien hasta que repentinamente notaron un brillo aceitoso cubrir parte del cuerpo de Gloria cuyo olor similar al ajo les causaba malestar.
Cuando una de las enfermeras, Susan Kane, trató de extraer sangre del brazo de Gloria, notó un olor parecido al amoníaco proveniente del tubo, lo que ocasionó que su compañera Julie, se desmayara. En cuestión de segundos, Susan y un enfermero más formaron parte de esta lista de personas que presentaron desmayos a causa de un suceso que en su momento no podían explicar.
Después de que los enfermeros fueron retirados de la habitación para su posterior valoración, tras 45 minutos de RCP y desfibrilación, Gloria falleció por una insuficiencia renal relacionada con su cáncer.
Ante los hechos, un grupo de científicos fue contratado por el hospital para realizar una investigación con cada uno del personal médico que estuvo presente durante a hospitalización de Gloria y explicar los motivos de los malestares; sin embargo, nada pudieron encontrar.
No fue hasta semanas después que Julie y Susan, tras haber recibido acusaciones de que sus desmayos fueron producto de una histeria, acudieron con el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore para determinar la veracidad sobre lo ocurrido.
Fue allí donde se pudieron realizar estudios en los que crearon la teoría de que Gloria había estado utilizando dimetilsulfóxido (DMSO), un disolvente que se utiliza como remedio casero para el dolor, y cuyos consumidores de tal sustancia han afirmado que tiene un sabor parecido al ajo.
La teoría empezó a cobrar sentido cuando determinaron que el dimetilsulfóxido en el sistema de Gloria pudo haberse acumulado debido a la obstrucción urinaria. Al momento en que la mujer era trasladada al hospital, el oxígeno administrado por los paramédicos se habría unido al DMSO para formar una nueva sustancia llamada dimetilsulfona, la cual se sabe que llega a cristalizar a temperatura ambiente.
Pero algo más llama su atención, pues las descargas eléctricas que recibió Gloria durante la desfibrilación de emergencia podría haber convertido la dimetilsulfona en algo llamado sulfato de dimetilo, un potente gas tóxico cuya exposición podría haber causado los síntomas reportados de aquellos enfermeros en la sala.
Cuando el cuerpo de Gloria fue llevado para realizarse la autopsia correspondiente, no se pudo determinar una causa exacta de su deceso; por lo que el informe relacionado al sulfato de dimetilo fue la pieza clave para cerrar con broche de oro el misterioso caso.
Si bien esta fue una experiencia escalofriante para varios de los enfermeros que atendieron a Gloria, tras el incidente, Susan fue diagnosticada con problemas respiratorios y desarrolló hepatitis y necrosis vascular en las rodillas, logrando también limpiar su nombre ante las falsas acusaciones que llegaron a suscitarse.
En el caso de Gloria, su cuerpo fue sepultado en una tumba sin nombre en el Olivewood Memorial Parken Riverside, llevándose consigo ese nombre que hasta la fecha prevalece y circula entre los amantes del misterio: “Lady Toxic” o “La mujer tóxica”
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