Herlinda Delgado Esparza es una florista por elección, desde hace más de 40 años se desempeña en el sector y día a día enfrenta una serie de retos que van desde el alto costo, a las ventas bajas y la pérdida de la tradición de regalar flores.
Reconoce que los tiempos han cambiado desde que antes el producto lo conseguían a un bajo costo para que quedara mayor margen de ganancia y el cliente no pagara tanto, esto cuando las flores más vendidas eran las margaritas, claveles de campo, pinceles, espuelas, ahora, la flor se importa de Jiquilpan de Juárez y Tenancingo, Estado de México, y esto ha generado impacto ya que además de que no son flores del agrado del consumidor, el precio es muy elevado.
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Herlinda se ha logrado adaptar a lo que se demanda en el mercado, y es que señaló que es su familia el impulso que requiere para no dejar el negocio que le fue heredado desde que tenía 27 años y en el que ha padecido de maltratos e incluso recurrió a apoyo de autoridades municipales, que amablemente, a su decir, le brindaron una mano y es por ello que ha permanecido justo a un costado del Panteón de la Cruz.
“Se está perdiendo la tradición, antes daba gusto que se llegaran estas fechas, en noviembre se vendía mucho una flor que le decían que Margarita, la compraba uno aquí en Jesús María y la gente hasta se peleaba por esas flores y pues daba gusto, las comprábamos a cinco a 10, y hoy ya no las traen, ya no las siembran, ya no las trabajan porque nadie las quiere”.
Comentó que en una ocasión llegó al negocio y sus herramientas de trabajo estaban a un costado de un contenedor de basura, lo que más allá de desanimarla, la impulsó para no dejarse, “le he sufrido mucho en esa cuestión, yo aferrada, si estoy aquí es porque Dios me mandó a este lugar, él me lo mandó, no lo voy a dejar, nomás digo Dios mío dame fuerzas”.
Finalmente expresó que “si me hacen favor de apoyarme, lo que yo gano es para mi niño, para comprarles un medicamento y por eso lucho y aquí estoy aunque me hagan lo que me hagan no me voy porque tengo necesidad, pero si en esa forma me pueden apoyar viniendo a comprarme un ramito, se les agradece y le pido a Dios que les dé a manos llenas y que no les quite la fe, la tradición de venir a visitar a sus dolientes”.
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