Son muchas las leyendas urbanas que rondan Aguascalientes, especialmente en sus tradicionales barrios, llenos de historia y en los cuales los vecinos aseguran haber presenciado actividad paranormal en más de una ocasión.

Una de estas historias proviene del Barrio de la Salud. Una vecina relató a un programa radiofónico local, especializado en fenómenos paranormales, que el conductor Flabio Arenas compartió con El Sol del Centro.

Era alrededor de la medianoche cuando una mujer, al caminar por las calles del Barrio de la Salud, observó a la distancia a dos niños jugando en la calle sin la supervisión de ningún adulto. Le llamó la atención que ambos menores vestían shorts, a pesar del frío que hacía en ese momento.

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El relato original asegura que, al notar la presencia de la mujer, los niños corrieron hacia un domicilio. Todo parecía normal; sin embargo, la sorpresa de la mujer fue mayúscula al llegar a la vivienda y darse cuenta de que se trataba de un inmueble abandonado, sin acceso, con las puertas y ventanas clausuradas.

Tiempo después, la mujer supo que un incendio en la zona había cobrado la vida de dos pequeños, quienes lamentablemente quedaron atrapados entre las intensas llamas, sin que nadie pudiera auxiliarlos para ponerse a salvo.

OTRO MÁS

Dentro de la actividad paranormal que Flabio Arenas ha estudiado durante años, se encuentra otra experiencia vivida en las calles del Barrio de la Salud. En una de sus intervenciones, transmitidas en vivo para su audiencia de radio, el conductor y su equipo llegaron a un domicilio ubicado en la calle San Joaquín, donde los propietarios afirmaban observar regularmente la aparición de un hombre.

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Mientras esperaban a los dueños de la casa para iniciar la transmisión, Flabio y su equipo observaron por una de las ventanas a un hombre con sombrero, de aproximadamente 1.70 metros de altura y complexión robusta, que se encontraba en el interior de la vivienda. Parado a la altura del zaguán, el hombre, que pesaba alrededor de 90 kilos, giró hacia su derecha y se dirigió a una habitación.

Minutos más tarde, cuando finalmente llegaron los propietarios de la casa, Flabio les comentó lo que había observado, pensando que se trataba de un integrante de su familia. Sin embargo, al ingresar, se dio cuenta de que aquel hombre robusto no había accedido a la casa por ninguna puerta; en realidad, había atravesado la pared.

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