El mundo está constituido por 5 continentes, cada uno con un lugar y una historia qué contar. Estos sitios se diferencian unos de otros por la cantidad de culturas o tradiciones que los hacen construir una identidad única, y queda a criterio de cada habitante en este planeta el poder conocerlo en su totalidad.
Se ha normalizado entre la sociedad la curiosidad y deseos por conocer nuevos lugares que nos hagan entender cómo vive la gente que se encuentra a millones de kilómetros de nosotros; cómo es su forma de pensar; el ambiente que los rodea, entre otros; pero también hay otros lugares que por más que tratamos de investigar y buscar las formas pisar sus tierras, todo ese deseo queda lejos de nuestro alcance.
Hay que recordar que hay países o lugares donde la entrada a extranjeros es permitida, pero también están aquellos rincones “escondidos” del mundo donde definitivamente nuestra presencia no es bien recibida. ¿Habías escuchado de una isla donde el ser humano tiene prohibida su entrada?
La Isla Sentinel del Norte se ubica en el océano índico, en el archipiélago de las Islas Andamán y Nicobar, que pertenecen a India. Su extensión es muy reducida, lo que la convierte en una de las islas más pequeñas del continente con aproximadamente 59 kilómetros cuadrados, además de estar rodeada de arrecifes de coral y aguas poco profundas, lo que la hace relativamente inaccesible.
Muchos piensan que esta isla es como cualquier otra que pueda ubicarse los diversos continentes, pero no es así. En este lugar no habitan "personas comunes" como tú y yo, pues su población (los sentinelenses) son cazadores que dependen de los recursos naturales de su entorno.
Lo único que los rodea son vegetación, fauna y un pequeño territorio que los hace permanecer unidos unos con otros, por lo que todo contacto con el exterior brilla por su presencia, lo que hace que los investigadores tengan pocos recursos para conocer cómo es su cultura, su lengua oficial y sus prácticas sociales.
Si bien algunos consideran que el nulo contacto que tienen estos habitantes con el exterior es algo que pueda facilitar el acceso a su territorio, realmente no es así, pues está tribu posee un fuerte rechazo con cualquier visitante que se acerque a su zona, lo que ha llevado al gobierno de la India a declararla como una isla de zona protegida.
La historia de esta tribu ha llegado a oídos de muchas personas, en los que pocos se han atrevido a invadir un territorio en el que sus vidas correrían peligro; finalmente, el poco conocimiento que se tiene de este lugar no genera un gran interés por visitar; sin embargo, fue John Allen Chau el que se encargó de darle un cambio a esta historia.
El joven de 26 años, originario de Alabama, Estados unidos, era un amante de la aventura, le gustaba viajar por el mundo y conocer nuevas culturas, por lo que la Isla Sentinel del Norte no era la excepción para incluirla en su lista de viajes a pesar de la dura historia que la envolvía.
Su travesía había iniciado en octubre de 2018 cuando Chau se hospedó en una residencia ubicada en la Isla Andamar, donde preparó un kit para tener un fácil contacto que incluía tarjetas con imágenes para comunicarse, regalos para los sentinelenses, equipo médico y otros objetos de uso personal.
Se sabe que, tras el cero contacto que esta tribu tiene con el mundo, se convierten en presas fáciles de cualquier enfermedad que les fuera transmitida, llegando incluso a que una simple gripe termine con sus vidas. Tomado en cuenta eso, Chau tuvo que ser vacunado y puesto en cuarentena, por lo que, una vez terminaron su preparación, se contactó con dos pescadores, a los que les pagaría 350 dólares para que lo trasladaran de manera ilegal a la isla.
Cuando llegaron a su destino, los pescadores le advirtieron a Chau que no se acercara más, pues su vida correría mucho peligro. Asumiendo que estaba viviendo una de las experiencias más intensas en su vida, el chico no dudó en escribir una nota que evidenciaba su sentir en ese momento:
Señor, ¿es esta isla el último bastión de Satanás, donde nadie ha oído o tenido la oportunidad de oír tu nombre?", "Las vidas eternas de esta tribu están en juego", y "Creo que vale la pena declarar a Jesús a estas personas. Por favor, no te enojes con ellos ni con Dios si me matan... No recuperes mi cuerpoJohn Allen Chau, viajero
A medida que fue acercándose, Chau pudo ver cómo los sentinelenses se hacían presentes, llevando consigo sus armas para poner en práctica sus grandes habilidades en el tiro con arco. Allí, el chico trató de comunicarse con ellos, ofreciéndoles los regalos que había comprado, pero lo único que recibió de esta tribu fueron ataques y flechazos que solo dañaron parte de sus objetos.
Insatisfecho, Chau regresó con los pescadores y trató de alistarse para una segunda visita; fue así como el 17 de noviembre se acercó nuevamente al territorio tratando de usar más métodos para comunicarse con ellos: palabras, cantos y señas. Algunos de los sentinelenses rieron, mientras que otros, cansados por la presencia de este chico, no dudaron en lanzarle flechazos. Esta vez, el tiro de uno de ellos logró acertar en el pecho de Chau, por lo que en cuestión de segundos, su vida terminó en presencia de los dos pescadores, que nada pudieron hacer por él.
Cuando los hombres regresaron más tarde a la isla, solo pudieron ver cómo los sentinelenses arrastraban el cuerpo de chau hacia la isla y lo enterraban en la playa, haciendo imposible su recuperación.
A pesar de que las autoridades de la India hicieron sus esfuerzos por contactar con esta tribu y obtener el cuerpo de Chau para trasladarlo a Estados Unidos, nada pudieron hacer. El caso sólo recibió polémicas por parte de algunas organizaciones en los que se decía que Chau solo pretendía visitar la isla para propagar una enfermedad que acabara con la existencia de esta tribu, algo que no se pudo confirmar del todo
Los pescadores involucrados en el caso fueron arrestados, y días después del fallecimiento de Chau, el gobierno de la India presentó un comunicado sobre la ley que prohíbe a cualquier visitante acercarse a esta isla, pues la tribu que hay en ella nunca y jamás permitirá la presencia de algún otro ser que invada su territorio.
Si bien la familia de Chau nada pudo hacer para recuperar su cuerpo, lo único que tienen en su posesión fueron las cartas y notas que el chico escribió durante su viaje, en el que expresaba su sentir por acercarse a esta tribu, e incluso convivir con ella para así mostrar al mundo la verdadera cultura que hay en el fondo de estas personas.
Muchos viajeros tienen otros objetivos, respirar el aire de países enriquecedores en Europa, países asiáticos con una amplia gastronomía que aumenta el interés de los extranjeros; pero lo que muchos de ellos comparten en común es el nulo interés por acercarse a una isla donde sus vidas correrían peligro por sus habitantes que están deseosos por permanecer alejados de todo y de todos.
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