Un caso de desaparición tiene como antecedente una historia con ciertas claves que pudieran ayudar a resolver el caso. A veces por más información que se tenga al respecto nada es suficiente para dar con el paradero del involucrado, pues el misterio es algo que toca a la puerta sin distinguir nacionalidad, sexo ni edad.
Los jóvenes representan un alto porcentaje de cifras por desaparición en todo el mundo, en los que pocos de ellos logran ser localizados tanto con vida como sin ella. Un ejemplo de esto es el caso de una chica que desapareció en circunstancias misteriosas sin saber que pasó realmente para que se involucrara en este destino.
Este es el caso de Kayelyn Louder, la chica que desapareció al haber hecho una llamada al 911 que parecía no ser alarmante; ¿o sí?
Kayelyn Louder era una chica de 30 años nacida en Utah, Estados Unidos; su familia la recordaba como una persona bastante interesada en el servicio social, por lo que formó parte de varios proyectos en los que disfrutaba ayudar a otras personas.
Su forma de ver la vida la llevó a tener un inmenso amor hacia los animales, por lo que no dudó en adoptar a un perro Pug, el cual la acompañó durante varios años de su vida; sin embargo, las cosas cambiaron un 27 de septiembre de 2014.
Durante la mañana ese sábado, las autoridades de Utah habían recibido la llamada de Kayelyn en la que reportaba que una persona se encontraba en su departamento realizando un robo. En esta llamada, se pudo escuchar que la chica le pedía al desconocido que se fuera hasta que finalmente se cortó sin que se tuviera ningún contacto más.
Cuando la policía llegó al departamento de Kayelyn, la chica los recibió mostrando una actitud un poco más tranquila; estaba sana y salva; pero algo más llamó su atención, pues no encontraron señales de que la entrada a ese lugar fuera manipulada con violencia para realizar un robo.
Kayelyn les explicó que realmente no había nadie dentro de su vivienda, y que simplemente pensó que lo había, es por eso que no tuvo opción más que comunicarse con el 911 para reportar algo que pudiera ponerla en peligro. Después de que la policía se retiro pensando que el caso de la chica pudo tratarse solo de un susto y una confusión, jamás pensaron que esa sería la última vez que la verían con vida.
Su familia reportó su desaparición cuando la mujer no atendió a ninguna de sus llamadas en días posteriores, por lo que la policía tuvo que abrir un caso teniendo como antecedente la información relacionada a la llamada al 911.
Había más recursos que la policía logró encontrar para entender esta desaparición, y es que sus investigaciones los condujeron a las cámaras de seguridad del estacionamiento del condominio donde vivía Kayelyn; pues había un video donde se ve a la chica, descalza, paseando a su perro mientras llovía hasta que salió de cuadro; nadie se encontraba con ella.
Este suceso se desarrolló a tan solo unas horas después de que la policía acudiera al departamento. Sin embargo, algo empeoró las cosas, pues a las siete de la tarde, una hora después de que Kayelyn fuera vista en el primer video, se le captó corriendo entre los árboles del estacionamiento sin que su perro estuviera con ella.
Se supo que durante su marcha dejó caer sus llaves, su cartera y la correa de su mascota que más tarde fue encontrada a unos pocos metros del condominio. Nada se supo de la chica en su momento y nadie podía entender el por qué Kayelyn corría de esa forma como si estuviese escapando de alguien.
El caso dio un giro inesperado cuando dos meses después de haber desaparecido, el cuerpo de Kayelyn fue encontrado sin vida en un río a 5 kilómetros de su departamento. La autopsia realizada había revelado poca información que no ayudó en nada, pues Kayelyn no había sufrido ningún tipo de abuso, así como tampoco había ingerido bebidas o sustancias que alteraran su comportamiento.
Si bien la familia de Kayelyn cree que pudo ser víctima de alguna persona que intentó dañarla, parte de las autoridades creen lo contrario, pues se había investigado el registro de llamadas al 911 encontrándose con dos llamadas que había hecho la chica meses atrás.
En las llamadas, la mujer manejaba situaciones similares en las que decía que supuestamente había un hombre queriendo entrar a su departamento, algo que no pudo confirmarse del todo. Estos sucesos hicieron creer a la policía de que Kayelyn padecía de alguna enfermedad mental.
A pesar de que la familia negó esta versión afirmando que la chica nunca tuvo algún problema mental, hasta la fecha nadie ha podido entender qué fue lo que realmente le pasó. Los videos mostrándola pasear a su mascota en plena lluvia, es algo que no se comprende muy bien, pero sobre todo la manera en que huyó por el estacionamiento dejando a su mascota abandonada y sin que nadie estuviera persiguiéndola.
¿Tú que crees que pudo haberle pasado?
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