La Casa de los Azulejos, lugar digno de vivirse

De tremenda admiración es el edificio que goza de historia, leyenda y vida desde 1524 hasta 2024. 500 años de majestuosidad

Rebeca Aguilera / El Sol de México 

  · lunes 19 de febrero de 2024

500 años de fotografías que siguen impresionando al mundo | Cortesía / Andrea Esparza

Una joya arquitectónica de la ciudad de México es el magnánimo edificio que hoy alberga “La Casa de los Azulejos”, también es conocida como la Casa del Conde del Valle de Orizaba, quien le visita no pierde la oportunidad de tomarse una fotografía o de comer en su famoso restaurante.

Su historia comentó en 1524 cuando Hernán Cortés le otorgó parte del terreno a Antonio Burgueño. Luego el predio lo adquirió doña Graciana Suárez Peredo y don Luis de Vivero, una de las familias más ricas durante el Virreinato, dueña del Condado del Valle de Orizaba.

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Cuenta una leyenda que doña Graciana y don Luis, Condes del Valle de Orizaba, tenían un hijo irresponsable, juerguista y que generaba disgustos a su padre con regular frecuencia. Un día de tantos lleno de hartazgo por el constante riesgo en que el heredero ponía la fortuna familiar, el conde dijo al disipado hijo: “nunca harás casa de azulejos”; mismo que herido por las palabras de su padre, tuvo a bien cambiar sus hábitos pero como respuesta a aquello que se le había lanzado como condena y mala profecía construyó la ahora popular Casa de los Azulejos.

Luego de varios manejes fue adquirida por el señor Yturbe Idaroff, pero se la rentó al estadounidense dueño de las droguerías y fuente de sodas Sanborns Bros. Dentro de las remodelaciones hechas el artista José Clemente Orozco trabajó en el mural Omni-ciencia (1925) y fue hasta 1978, la compañía Sanborns Hnos. adquirió la propiedad.

Lo más valioso al día de hoy es que la Casa de los Azulejos es uno de los palacios novohispanos que se conserva aún en pie y lo más estrafalario es el poder conocer, fotografiarse y disfrutar alimentos y veladas en su estrafalario interior; por lo que si está usted de visita en México con frecuencia seguro ya tiene imágenes de dicha construcción para el recuerdo; de no ser así es una experiencia de la cuál nadie se debe perder.

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