El mundo está lleno de aventuras que nos hacen vivir un mar de emociones, desde alegría hasta pánico, pues no hay que olvidar que hay experiencias que con tan solo pensarlas, la sensación de pánico nos invade.
La aviación es ese fenómeno que ha transformado la forma en que nos conectamos y exploramos todo aquello que hemos llegado a ver en televisión o libros. Muchos aman abordar un avión y sentir como el paso de las nubes les abre la puerta al paraíso; pero para otros, la experiencia de estar en las alturas es algo que no puede tomarse con calma desde un inicio.
Si bien no solo a través de esta actividad se puede transportar personas de un lugar a otro, no hay que olvidar que también ha tenido un impacto profundo en la cultura, la economía y la geopolitica global. La historia de la siguiente mujer deja en claro que así como viajar ente las nubes puede ser una experiencia enriquecedora, también se puede convertir en algo aterrador. ¿Estás listo?
Amelia Earhart nació en julio de 1897 en Atchison, Kansas; desde muy joven demostró un enorme interés por las exploración y su manera de aventurarse en cualquier rincón del mundo, pero sobre todo aquellos medios de transporte que llegaba a ver por los aires: los aviones.
Su carrera despegó en 1920, cuando se animó a volar por primera vez en un avión, experiencia que la dejó con un gran emoción por convertirse en piloto. Tras su primer viaje, no se quedó con los deseos de seguir experimentando esa alegría de estar en las alturas, por lo que en 1928 se convirtió en la primera mujer en cruzar el Atlántico en avión, lo que la hizo generar fama e involucrarse en su totalidad a la aviación.
Fue tanta su pasión por estas aventuras que en 1932, Amelia realizó finalmente su propio vuelo transatlántico, lo que la llevó a coronarse por segunda ocasión como la primera mujer en lograrlo en solitario. Muchos empezaban a conocer a aquella mujer, viendo en ella un símbolo de valentía y habilidad que trascendió ya no de manera nacional sino internacional, pero también de empoderamiento femenino, pues en aquellas épocas era muy nuevo ver a una mujer involucrarse en actividades para hombres.
Con el paso de los años, Amelia fue adquiriendo una experiencia tremenda en la aviación que era muy normal conocer sobre su próxima aventura por los aires; sin embargo, su historia cambió en 1937 cuando una de esas planeaciones terminaría teniendo un destino fatal.
Fue el 17 de marzo cuando la piloto comenzó lo que sería una de sus travesías más largas alrededor del mundo. Su primera etapa comenzó en Oakland, California con destino a Hawai; cuando despegaba cerca de Pearl Harbor tuvo problemas y el aeroplano se deslizó fuera de control, solo sufriendo leves daños.
Cuando el avión fue reparado, la segunda etapa correspondió en un viaje de Los Ángeles con destino a Florida; posteriormente de Miami a Puerto Rico, luego al sur de América para de allí volar rumbo a África y el Mar Rojo. Estando allí planeó continuar con su aventura partiendo a Pakistán y después a algunos países asiáticos como Myanmar, Bangkok y Singapur.
Al llegar a Indonesia, Amelia tuvo que detener su trayecto ya que su aeronave presentó algunos percances, pero también había enfermado de disentería, padecimiento que no le impidió regresar a la aventura el 27 de junio rumbo a Australia, donde mandó de regreso los paracaídas ya que, según a su criterio, no serían necesarios.
Una foto de ella fue tomada el 29 de junio cuando llegó a Papúa Nueva Guinea en la que se le veía cansada y enferma. Fue el 02 de julio cuando el avión continuó con su destino de regreso al continente americano cuando alrededor de las 7 de la noche, el avión perdió rastro.
Trataron de comunicarse con Amelia pero sus esfuerzos fueron en vanos, no había línea disponible para lograr todo contacto con la piloto. Después de lo sucesos, el entonces presidente Franklin Rooesvelt autorizó la búsqueda del avión con 9 barcos y 66 aviones, generando un costo de 4 millones de dólares; sin embargo, no se pudieron encontrar ni restos del avión ni de Amelia.
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Las autoridades creen que el avión pudo haberse estrellado en el mar, imposibilitado su búsqueda, pero; ¿Por qué tras más de 80 años de su desaparición no se ha podido dar con alguna pista?
Hoy en día, así como el resto de casos de aviones desaparecidos, no se mantiene una información claradel origen de estos extraños sucesos, y en el caso de Amelia, quien viajaba con su compañero Fred Nooan, muchas teorías han nacido sobre lo que pudo haberles ocurrido, desde un simple accidente aéreo, el avistamiento de un ovni que los desapareció de la faz de la tierra, hasta un aterrizaje forzado que los hizo caer en alguna isla y fallecer en medio de árboles.
Lo poco que se sabe es que un faro fue construido en 1938 en su honor en la Isla Howland, lugar en el que la aeronave perdió su rastro. El esposo de Amelia la recordaba como una mujer apasionada, cuyas cartas enviadas a lo largo de su viaje reflejaban la alegría que sentía por estar cumpliendo uno de sus mayores sueños: “Por favor debes saber que soy consciente de los peligros, quiero hacerlo porque lo deseo. Las mujeres deben intentar hacer cosas como lo han hecho los hombres. Cuando ellos fallaron sus intentos deben ser un reto para otros".
¿Qué piensas que pudo haberle ocurrido a esta piloto que tenía todavía un gran futuro por delante en la aviación?
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